La provincia de Ourense enfrenta una crisis a causa de los intensos incendios forestales que han dejado a su paso un devastador saldo de más de 15.000 hectáreas calcinadas. En el transcurso de las labores de extinción, cuatro bomberos han resultado heridos; tres de ellos presentan lesiones leves y uno se encuentra ingresado en el Hospital da Coruña con quemaduras de primer y segundo grado, y un pronóstico grave.
Según el Centro de Emergencias 112, los tres bomberos heridos leve fueron trasladados al Hospital de Verín, donde permanecen bajo observación. Aunque la nota emitida por el 112 no especifica las circunstancias exactas de los accidentes, sí resalta que la tarde pasó «sin confinamientos ni evacuaciones» en la provincia.
El avance del fuego en Ourense
Los incendios siguen afectando gravemente al interior gallego. En el municipio de Oímbra, las llamas han devastado más de 15.000 hectáreas, y otras zonas como Monterrei y Valdeorras continúan siendo prioritarias para los equipos de extinción. La combinación de la violencia del fuego, las rachas de viento, las altas temperaturas y la baja humedad han forzado a las brigadas a redoblar esfuerzos.
Desde la Xunta de Galicia han afirmado que la situación «va un poquito mejor» que en días anteriores. Sin embargo, han reconocido que los recursos disponibles están trabajando al límite de su capacidad y han subrayado la necesidad de contar con más medios aéreos y terrestres. Estos incendios no solo están causando un daño ambiental significativo, sino que también están generando graves consecuencias personales y materiales.
Miles de vecinos han experimentado días de incertidumbre en las últimas semanas, preocupados por la evolución del fuego y los posibles desalojos. En localidades como Retorta, Monterrei o Maceda, los residentes han colaborado activamente en la protección de sus viviendas y cultivos, utilizando cubos de agua y mangueras ante la inminente amenaza de las llamas.
Una provincia en vilo
Ourense se ha convertido en una de las regiones más afectadas por esta ola de incendios. El número de hectáreas arrasadas sigue en aumento, y la presión sobre las brigadas de extinción crece a medida que se presentan nuevos frentes activos.
