La Navidad es una época de celebraciones y abundancia, pero también de desperdicio alimentario. Según el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, aproximadamente un 10% de las compras realizadas durante estas festividades termina en la basura, lo que equivale a cerca de 24 kilos de comida por persona al año. Sin embargo, las familias españolas han comenzado a tomar conciencia sobre este problema, logrando reducir el desperdicio en casi un 20% en los últimos cuatro años.
Durante las fiestas, los productos que más se desperdician son los dulces navideños, la carne y el pescado. Esta tendencia ha llevado a la implementación de leyes contra el desperdicio alimentario, que obligan a empresas y administraciones a adoptar prácticas más sostenibles. Desde que estas políticas comenzaron a aplicarse, se ha observado un descenso en las cifras de alimentos desechados, gracias, en parte, a que bares y restaurantes ofrecen recipientes para que los clientes puedan llevarse las sobras a casa.
Trucos para aprovechar las sobras
La cultura del reaprovechamiento se ha consolidado en muchos hogares españoles, donde se emplean estrategias creativas para evitar el desperdicio. Por ejemplo, las sobras de carne se pueden convertir en deliciosas croquetas, mientras que el marisco sobrante puede ser la base para un sabroso salpicón. Además, las tabletas de turrón se pueden derretir y mezclar para elaborar un flan o un pudin.
La clave está en planificar las compras y ajustar las raciones. Expertos en gestión de residuos han señalado que, aunque se sigue tirando comida, en los últimos cuatro años se ha reducido el desperdicio en un 21%. Un estudio realizado por la Agencia Catalana de Residus confirma que los contenedores de basura orgánica reciben cada vez más residuos, pero menos comida aprovechable, lo que indica una mejora en la gestión de desechos.
Consejos para unas festividades más sostenibles
Para contribuir a esta tendencia positiva, se recomienda a los consumidores que elaboren menús planificados y que se aseguren de aprovechar al máximo las sobras. De este modo, el único exceso durante estas fiestas será el tiempo disfrutado con seres queridos. La clave está en hacer de la sostenibilidad una prioridad en la mesa navideña.
En conclusión, la Navidad puede ser un momento de celebración sin que ello implique un alto costo ambiental. Con pequeños cambios en nuestros hábitos de compra y consumo, es posible disfrutar de estas fiestas mientras se minimiza el desperdicio alimentario.
