El presidente de El Salvador, Nayib Bukele, ha defendido la reciente aprobación de la reelección presidencial indefinida, afirmando que las críticas a esta decisión provienen de un prejuicio hacia su país, al considerarlo «pequeño y pobre». En un mensaje compartido en la red social X, Bukele subrayó que el 90% de los países desarrollados permiten la reelección indefinida de sus líderes sin que esto genere controversia, mientras que en el caso de El Salvador, la situación es vista como un ataque a la democracia.
La reelección indefinida fue respaldada por los 57 diputados de su partido en un Congreso compuesto por 60 escaños, lo que deja el camino abierto para que Bukele busque su reelección sin límites. A pesar de que sus críticos argumentan que esta medida consolida un sistema «autocrático», el presidente se muestra confiado en su popularidad, especialmente tras su gestión en la lucha contra las pandillas, que ha sido bien recibida por gran parte de la ciudadanía.
En sus declaraciones, Bukele no mostró preocupación por ser tildado de «dictador». En un discurso realizado el pasado 1 de junio, en el que celebró el primer aniversario de su segundo mandato, manifestó: «Me tienen sin cuidado que me llamen dictador». Esta afirmación refleja su determinación y la falta de temor ante las críticas nacionales e internacionales.
Controversias y críticas a su gobierno
La administración de Bukele ha enfrentado numerosas controversias. En los últimos meses, ha sido objeto de críticas por la detención de activistas de derechos humanos y abogados que han cuestionado su política de seguridad y la gestión pública. Uno de los casos más destacados es el de Ruth López, directora de la ONG Cristosal, quien ha denunciado casos de corrupción y abusos en el tratamiento de los derechos humanos en el país.
Además, su relación con el ex presidente estadounidense Donald Trump ha sido un tema recurrente. Bukele ha expresado públicamente su admiración por Trump, lo que ha generado divisiones aún más marcadas en la opinión pública. Durante su mandato, ha implementado políticas que han sido aplaudidas por algunos, pero que también han suscitado temores sobre el rumbo democrático del país.
La nueva era de El Salvador
A pesar de la creciente oposición y las voces disidentes que han tenido que abandonar el país, Bukele afirma estar abriendo una nueva era en El Salvador, un país que ha lidiado durante años con la violencia y la pobreza. Con una victoria aplastante en las elecciones de 2024, donde obtuvo el 85% de los votos, su administración ha buscado consolidar su poder mientras enfrenta las críticas de quienes consideran que su estilo de gobierno se aleja de los principios democráticos.
Las tensiones entre su gobierno y los sectores que defienden los derechos humanos continúan en aumento, dejando a la nación en una encrucijada entre la estabilidad que promete su administración y la preservación de la democracia. Con estos recientes acontecimientos, el futuro político de El Salvador se presenta incierto y lleno de desafíos.
