El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha anunciado la imposición de un arancel del 100% a las importaciones de chips y semiconductores, lo que ha generado incertidumbre entre los agricultores españoles. Esta noticia se produce tras el acuerdo conocido como la ‘Pax arancelaria’ entre Trump y la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, que estableció el 7 de agosto como fecha para la entrada en vigor de un arancel del 15% acordado previamente con la Unión Europea.
En una reciente entrevista en el programa Espejo Público, el agricultor español Damián Alcón expresó su preocupación por las posibles consecuencias de estas decisiones económicas. Alcón declaró: «Lo llevo muy mal, con esto ya no compensa producir, porque si el precio se pone muy bajo y los insumos están por las nubes, no merece la pena, te puede costar el dinero incluso trabajar con la aceituna».
Impacto en la producción de aceite de oliva
Alcón, quien ha dedicado años a la agricultura, manifestó su cansancio por la falta de rentabilidad en su trabajo. Se levantaba cada día a las 6 de la mañana y no volvía a casa hasta las 10 de la noche, para terminar el año sin recursos suficientes para pagar su factura de luz y agua. «Si este hombre pretende esto, este negocio hay que cerrarlo», aseveró, refiriéndose a Trump y a las nuevas políticas arancelarias.
La incertidumbre se agrava aún más cuando se considera que países como Marruecos, Egipto y Grecia producen aceite de oliva sin aranceles. Alcón expresó su temor: «Claro que tengo miedo, hay muchos países que no tienen aranceles y producen lo mismo, entonces si tenemos que competir con un 25% o 30% más en los costes, llegará un momento en que esto sea inviable».
Una historia de lucha y resistencia
Alcón recordó cómo su padre tuvo que quitar los olivos hace 30 años debido a la falta de rentabilidad, solo para volver a replantarlos posteriormente. Esta situación refleja la lucha constante del sector agrícola español, que se enfrenta a retos cada vez mayores. La presión económica y las políticas internacionales amenazan no solo su sustento, sino también la producción de un símbolo de la cultura española: el aceite de oliva.
Con la incertidumbre en aumento, los agricultores como Damián Alcón se preguntan qué futuro les espera en un mercado cada vez más competitivo y desregulado. «Esto va de culo», concluyó, dejando claro que las decisiones políticas tienen un impacto directo y devastador en la vida de quienes trabajan la tierra.