Vox ha anunciado su decisión de no sentarse a negociar «ningún acuerdo presupuestario» con el Gobierno de Aragón, presidido por Jorge Azcón, en medio de una creciente tensión política. En un comunicado, el partido de Santiago Abascal ha instado al Partido Popular (PP) a buscar negociaciones con otros grupos que estén dispuestos a aceptar lo que consideran «órdagos oportunistas y mezquinos».
La controversia surge después de que Jorge Azcón declarara en rueda de prensa que su Gobierno no mantendría conversaciones con Vox hasta que no cesara a Marcos Francoy, un asesor del partido que ha sido denunciado por publicar comentarios considerados «racistas» y «intolerables». Azcón enfatizó que mientras Francoy permanezca en su cargo, no habrá diálogo entre el PP y Vox, subrayando que sus declaraciones son «incompatibles con la democracia».
En respuesta a esta situación, Vox ha informado que ya había iniciado los trámites para prescindir de los servicios de Francoy, argumentando que su continuidad había generado una «pérdida de confianza» que se había agravado en los últimos meses. La formación política ha señalado que, en un «hipotético escenario» donde el PP requiera su apoyo para la investidura de un presidente, exigirá que se supervise y dé consentimiento a todo el personal eventual que forme parte de las consejerías dirigidas por el PP.
La reacción del PP no se ha hecho esperar. Fuentes del partido han manifestado que «los aragoneses necesitan un presupuesto que les ayude a resolver problemas y a mejorar su calidad de vida», y han criticado la postura de Vox, argumentando que no debería poner en cuestión la elaboración de presupuestos por «reacciones airadas y pataletas».
Desde el PP consideran que Vox está actuando de manera «irreflexiva e impulsiva» sobre un tema tan crucial como son los presupuestos, calificando de desconcertante su negativa a negociar justo después de haber cesado al asesor que difundía mensajes fascistas y racistas. Esta condición fue exigida por el PP para poder mantener conversaciones institucionales, lo que añade una capa de complejidad a la situación política actual en Aragón.
La situación entre ambos partidos refleja la polarización política que se vive en el país y las tensiones inherentes a la gobernabilidad en las comunidades autónomas. A medida que se aproxima el plazo para la aprobación de los presupuestos, la falta de acuerdo entre Vox y el Gobierno de Azcón podría tener repercusiones significativas en la gestión y financiación de servicios públicos esenciales para los ciudadanos aragoneses.