La política comercial de Donald Trump ha dado un giro radical con la reciente imposición de aranceles que alcanzan hasta el 41% para países que han rehusado firmar acuerdos bilaterales. Esta acción ha elevado el arancel medio de importaciones en Estados Unidos del 2% al 18%, marcando un hito en la historia económica del país y generando reacciones inmediatas en mercados y gobiernos alrededor del mundo.
El impacto de esta revolución comercial, que algunos ya llaman Trump 2.0, se ha dejado sentir con especial severidad en naciones que no han cerrado pactos con Washington. Desde Asia hasta Africa, las consecuencias son palpables, forzando a países como Suiza a enfrentar un arancel del 39%. Por su parte, México y China han iniciado negociaciones aceleradas para evitar sanciones aún más severas.
Los aranceles más altos afectan gravemente a naciones como Siria (41%), Myanmar (40%) y Laos (40%), mientras que Canadá podría enfrentar un 35% si no renuncia a reconocer de manera unilateral el Estado de Palestina. La situación ha dejado a Brasil en un limbo comercial; aunque su impuesto oficial es del 10%, más de la mitad de sus exportaciones podrán enfrentar un 50% de aranceles debido a las tensiones políticas.
Consecuencias en el sector farmacéutico y el mercado laboral
El caso de Roche, una de las farmacéuticas más grandes de Suiza, ilustra claramente los efectos devastadores de estos nuevos aranceles sobre sectores sensibles como el médico. La compañía ha manifestado su preocupación por el acceso de los pacientes a los medicamentos y ha tomado medidas para mitigar las interrupciones en su cadena de producción en EE.UU. A pesar de las dificultades, Roche ha anunciado una inversión de 50 000 millones de dólares en Estados Unidos en los próximos cinco años, generando más de 25 000 empleos en el país.
Trump ha dejado claro que su objetivo es aumentar la producción y el empleo en Estados Unidos, a expensas de otros países. La Casa Blanca contempla mantener un rango de aranceles entre el 10% y el 20% para países que mantengan relaciones comerciales fluidas con Estados Unidos, como Reino Unido y Costa Rica. Por otro lado, la Unión Europea ha conseguido un acuerdo que limita los aranceles al 15% a cambio de promesas de inversión en sectores clave de la economía estadounidense.
Reacciones en los mercados y el futuro de los aranceles
Las bolsas de valores han reaccionado negativamente a esta ofensiva arancelaria, con caídas superiores al 1% en los principales índices de EE.UU. y descensos similares en Asia y Europa. A pesar de los signos de debilitamiento, la economía estadounidense sigue mostrando solidez, con la creación de 73 000 empleos en julio y un crecimiento estimado del 3% para el segundo trimestre de 2023. Sin embargo, el desempleo ha subido al 4,2%, lo que podría significar que la economía está empezando a mostrar señales de fatiga.
La portavoz de la Casa Blanca, Karoline Leavitt, ha informado que los ingresos por aranceles y aduanas han superado los 150 000 millones de dólares desde el inicio de la administración Trump, lo que ha permitido cerrar el primer superávit presupuestario en un mes de junio en casi una década. No obstante, estos nuevos aranceles están sujetos a los recursos judiciales que se han presentado en contra de Trump, quien se ha amparado en la Ley de Poderes Económicos en Caso de Emergencia Internacional.
El futuro de esta política comercial es incierto, pero las repercusiones de esta segunda oleada de aranceles se sentirán en el comercio global durante mucho tiempo.
