La situación del libre marisqueo en la ría de Arousa ha llegado a un punto crítico que requiere medidas inmediatas. Después de años de explotación insostenible, las zonas marisqueras de O Bohído, Cabiño y Os Lombos do Ulla se encuentran prácticamente muertas, lo que ha llevado a las autoridades a considerar un nuevo plan de regeneración.
En una reunión reciente entre la Consellería do Mar, las federaciones de cofradías de Pontevedra y A Coruña, así como centros de investigación adscritos a la Xunta, se ha acordado implementar un paro biológico de tres meses para los mariscadores de a flote, conocidos como «ranñeiros». Esta decisión se toma en un contexto donde los datos sobre el estado de los bancos marisqueros son alarmantes y desaconsejan la reactivación de la actividad.
Medidas de apoyo para los mariscadores
Este paro biológico, que abarcará los meses de enero, febrero y marzo de 2026, busca compensar la inactividad de los mariscadores mientras se intenta favorecer la recuperación de las poblaciones de bivalvos. Según la directora general de Desarrollo Pesquero, Ángeles Suárez, es crucial cerrar las zonas afectadas durante un periodo prolongado para consolidar su regeneración.
A pesar de las expectativas, pocos creen en una recuperación real de los bancos marisqueros. La historia reciente ha sido testigo de intentos fallidos de revitalización, y las nuevas medidas parecen ser una repetición de estrategias que no han dado frutos en el pasado. Se espera que esta veda efectiva durante el último trimestre de 2023 y el inicio de 2026 permita a los mariscadores explorar otras alternativas laborales mientras se trabaja en la recuperación del ecosistema.
El futuro incierto del libre marisqueo
La Consellería do Mar ha manifestado su intención de evaluar medidas técnicas que faciliten la recuperación de estos bancos marisqueros, pero los resultados dependerán de un esfuerzo conjunto y sostenido en el tiempo. La esperanza es que, tras estos esfuerzos, el libre marisqueo pueda volver a ser una actividad viable en octubre de 2026, aunque el camino por recorrer es incierto.
La decisión de subvencionar un paro biológico puede ser vista como una solución temporal a un problema estructural que necesita ser abordado de manera más integral. Mientras tanto, los mariscadores se enfrentan a un futuro incierto y a la constante lucha por la sostenibilidad de su fuente de ingresos.