En pleno corazón de Castro Urdiales, se encuentra el bistró Magnolia, un lugar que va más allá de un simple restaurante. Este encantador establecimiento, que abrió sus puertas en 2011, destaca por su cuidada decoración, donde cada rincón está repleto de detalles que lo hacen especial. Desde ramitos de flores secas hasta cerámicas artísticas, el ambiente invita a disfrutar de una experiencia gastronómica única.
Sin embargo, Magnolia no es solo un espacio bonito. Los dueños, Zaka de la Maza y Jorge Setién, han logrado crear un menú que refleja su pasión por la comida. A pesar de que sus trayectorias profesionales no estaban inicialmente ligadas al mundo de la restauración, ambos han demostrado que su amor por la gastronomía puede materializarse en un negocio exitoso. Zaka, farmacéutica de formación, y Jorge, economista con experiencia en medios de comunicación, han sabido fusionar sus conocimientos y habilidades para ofrecer una propuesta culinaria que encanta a los visitantes.
Una propuesta culinaria auténtica
La filosofía de Magnolia se basa en una premisa clara: «Ofrecer lo que a nosotros nos gusta comer». Esta máxima se traduce en un menú ecléctico que combina influencias de diferentes tradiciones culinarias. Desde un carpaccio de gamba y langostinos con curry rojo, cebolla morada y cacahuetes, hasta una morcilla de León que se convierte en una de las estrellas del menú, cada plato está diseñado para sorprender.
El carpaccio ha sido un éxito rotundo, destacando por su equilibrio de sabores y su presentación. Por su parte, la morcilla, comprada a un proveedor de confianza, es un ejemplo de cómo Magnolia prioriza la calidad de los ingredientes. Otro de los platos destacados son los chipirones, que se sirven con queso cremoso y pesto, una elección que refleja la creatividad de Zaka en la cocina.
Un viaje de éxito en la gastronomía
La historia de Magnolia comenzó en 2011 cuando Zaka y Jorge decidieron transformar el chalet familiar de Suesa en un espacio gastronómico. A pesar de abrir sin aviso previo, el éxito fue inmediato, lo que les llevó a expandirse a Santander y, posteriormente, a Castro Urdiales. Su enfoque en la autenticidad y en evitar el modelo de franquicia ha sido clave para mantener la esencia del bistró.
El servicio en Magnolia es otro de sus puntos fuertes. El personal de sala se caracteriza por su atención y eficacia, incluso en los momentos de mayor afluencia. La carta de vinos, con la mayoría de las opciones por debajo de 20 euros, invita a disfrutar de una comida sin preocuparse por el presupuesto. Con precios razonables, como el carpaccio a 21 euros y postres caseros a 5 euros, Magnolia se perfila como un destino gastronómico accesible y de calidad.
A medida que el restaurante continúa atrayendo a amantes de la buena comida, Zaka y Jorge demuestran que su valentía para cambiar de carrera ha valido la pena. Magnolia ha encontrado su lugar en el competitivo panorama gastronómico de Cantabria, ofreciendo un espacio donde la comida y el ambiente se combinan para crear una experiencia memorable.
