Un reciente artículo de Monteiro y su equipo ha puesto de relieve una creciente preocupación sobre los alimentos ultraprocesados (AUP), respaldada por un metaanálisis que revisa estudios globales. Este análisis compila resultados de investigaciones epidemiológicas previas y revela que un consumo elevado de AUP está asociado con una variedad de enfermedades crónicas que afectan a la población actual. A pesar de las diferencias en los diseños de estudio y en la distribución geográfica de los datos, los hallazgos sugieren que estas enfermedades, que son prevalentes en la vida moderna, tienen un vínculo significativo con el aumento en el consumo de alimentos ultraprocesados.
No obstante, el análisis presenta una complejidad considerable, ya que múltiples factores han evolucionado en nuestros sistemas alimentarios a lo largo del tiempo. Como reconocen los autores, esta asociación no necesariamente implica causalidad. Para investigar de forma más robusta si los AUP están contribuyendo a la mala salud, se consideran ensayos controlados aleatorizados, que son los más adecuados para establecer relaciones causales. Sin embargo, la disponibilidad de este tipo de ensayos es escasa, con solo dos estudios identificados hasta la fecha. Por lo tanto, la principal conclusión es clara: se requiere un número mayor de ensayos controlados aleatorizados para autenticar estos resultados.
Además, hay una carencia de evidencia que explique los mecanismos detrás de los efectos adversos relacionados con el consumo de alimentos ultraprocesados. En su análisis, los autores examinan diversos factores que podrían contribuir a la enfermedad, incluyendo el aumento de azúcares libres, grasas saturadas, sal, y el bajo contenido de fitoquímicos beneficiosos. También mencionan la presencia de disruptores endocrinos, la hiperpalatabilidad y la alta densidad energética de estos productos, aspectos que preocupan en el campo de la nutrición. Sin embargo, no todos los AUP presentan estos problemas, ya que algunos procesos de elaboración pueden resultar beneficiosos, como es el caso de la fortificación del pan con ácido fólico, o los esfuerzos recientes en el Reino Unido para reducir la sal, el azúcar y las grasas saturadas en ciertos productos.
A pesar de las reservas sobre nuestra comprensión de los mecanismos que podrían estar detrás de los problemas de salud relacionados con los alimentos ultraprocesados, el mensaje central del estudio es que hay una necesidad urgente de comprender cómo el procesamiento de alimentos a gran escala puede afectar nuestra salud. Es vital investigar el impacto que estos productos tienen en el riesgo de desarrollar enfermedades crónicas, dado que el consumo de AUP se ha vuelto cada vez más común en la dieta diaria de muchas personas.
La importancia de este tema es indiscutible: a medida que el mundo continúa enfrentando un aumento en enfermedades crónicas, es esencial que tanto los consumidores como los reguladores comiencen a prestar atención a la naturaleza de los alimentos que consumimos. La investigación en este campo no solo ayudará a esclarecer las implicaciones de los alimentos ultraprocesados, sino que también puede guiar futuras políticas alimentarias y prácticas de salud pública.
