Con la llegada del verano, la elección de vinos espumosos se convierte en una tarea fundamental para quienes buscan el acompañamiento perfecto para sus comidas y celebraciones. Este año, los vinos espumosos ancestrales, conocidos como pét-nats (abreviatura de pétillant naturel), están ganando popularidad, gracias a su frescura y carácter desenfadado, ideales para el clima estival.
El método ancestral consiste en embotellar el vino antes de que finalice la fermentación, lo que permite capturar el dióxido de carbono (CO2) liberado en el proceso. Esta técnica, que limita la intervención del productor, ha resurgido con fuerza, ofreciendo un producto que, en su mayoría, resulta seco, aunque puede contener cierto residuo de azúcar si las levaduras no completan su trabajo. La elección del momento de embotellado es crucial, lo que lleva a algunos productores a bromear sobre la necesidad de «dormir en la bodega».
La diversidad de los espumosos ancestrales
A diferencia de los espumosos con denominaciones de origen, que dependen de condiciones climáticas, suelos y variedades específicas, los pét-nats ofrecen una libertad creativa considerable. Se pueden utilizar diversas variedades de uva, como moscatel, bobal, caíño, airén, macabeo o garnacha. Esta flexibilidad contribuye a la diversidad y riqueza de opciones disponibles en el mercado, permitiendo a los consumidores explorar diferentes perfiles de sabor y orígenes.
La inmediatez es también una característica inherente a estos vinos. Aunque algunos pét-nats pueden tener crianzas más largas, la mayoría se disfruta tras una crianza corta, presentados en botellas con chapa en vez de corcho, lo que facilita su apertura y consumo. Se trata de vinos que invitan a disfrutar sin complicaciones, perfectos para compartir en momentos de relax y diversión.
Otras opciones espumosas para el verano
Por otro lado, los espumosos elaborados mediante el método tradicional, como el cava y el Champagne, también ofrecen excelentes alternativas. Para quienes buscan frescura, los espumosos con crianzas medias son ideales, ya que equilibran la burbuja y aportan una leve complejidad tostada. Los estilos más secos, como el brut nature o el zero dosage, son perfectos para combatir el calor veraniego, ofreciendo sensaciones vibrantes y refrescantes.
Además, los champagnes blanc de blancs, elaborados exclusivamente con variedades blancas como la chardonnay, ofrecen un perfil más refinado y elegante. Otra opción que no se debe pasar por alto son los rosados menos vinosos, que añaden un toque de color y frescura a las celebraciones estivales.
La búsqueda de frescura puede llevar a los amantes del vino a latitudes más frías, como la Champagne, que produce burbujas con consistencia gracias al cambio climático. Algunos vinos de esta región incluso llegan a España, enriqueciendo la oferta local. Por otro lado, los espumosos de las regiones del txakoli también presentan perfiles atlánticos que destacan por su frescura y acidez equilibrada.
En España, las regiones meridionales juegan un papel fundamental en la elaboración de espumosos, combinando la personalidad de las variedades de uva y los suelos para crear vinos que no solo son refrescantes, sino que también evocan el placer de compartir una copa a final del día. En este contexto, Rioja y Jerez se posicionan como regiones clave, ofreciendo espumosos únicos que reflejan su entorno y tradición.
Así que este verano, al elegir un vino espumoso, considera la riqueza que ofrecen los pét-nats y los espumosos tradicionales. Ya sea en una reunión con amigos o en una cena ligera, estos vinos son el acompañamiento ideal para disfrutar de los momentos más cálidos del año.
