El obispo de Guadix, Francisco Jesús Orozco Mengíbar, ha emitido una carta pastoral con motivo de la Jornada Mundial de las Misiones (Domund) 2025, celebrada en el XXIX domingo del tiempo ordinario. En su mensaje, Orozco subraya la importancia del lema «Misioneros de esperanza entre los pueblos», invitando a los fieles a redescubrir su identidad misionera como bautizados y discípulos de Cristo.
El obispo destaca que la esperanza es un elemento central de la misión, afirmando que no es una ilusión pasajera, sino una certeza que emana del encuentro con el Cristo resucitado. Este encuentro nos regenera «para una esperanza viva», como se menciona en la carta de San Pedro (1 Pe 1,3-4). En un mundo afectado por la incertidumbre, la guerra y la pobreza, ser misioneros de esperanza se convierte en una tarea urgente.
La misión en la vida cotidiana
Orozco enfatiza que ser misionero no implica solo viajar a tierras lejanas, sino que cada cristiano está llamado a ser «presencia viva del Evangelio» en su entorno diario, ya sea en la familia, el trabajo o la comunidad. Cada uno tiene la responsabilidad de sembrar esperanza y ser luz en la oscuridad. «La misión hoy exige cercanía, compasión, escucha y diálogo», señala el obispo, quien destaca que el amor cristiano es un testimonio que trasciende barreras.
En su carta, se refiere también a las palabras del papa León XIV, quien en su exhortación apostólica «Dilexi te» habló sobre cómo el amor cristiano puede reunir a los lejanos y familiarizar a los enemigos. «Por su naturaleza, el amor cristiano es profético, hace milagros, no tiene límites: es para lo imposible», añade Orozco.
Un llamado a la acción
El obispo concluye su mensaje instando a los fieles a dejarse guiar por el Espíritu Santo, el alma de la misión, y a renovar su ardor evangelizador. Pide que la Jornada del Domund sea un tiempo de gracia y compromiso, donde cada uno colabore económicamente con los misioneros para que puedan continuar su labor en los 1 132 territorios de misión alrededor del mundo.
Con un tono de esperanza y responsabilidad, Orozco recuerda que «todos, sin excepción, estamos llamados a ser misioneros». Invita a los creyentes a seguir el ejemplo de María, la primera misionera de la esperanza, para avanzar en este camino de compromiso personal. Su mensaje es claro: la esperanza es el motor que nos impulsa a salir de nosotros mismos y a mirar al prójimo con amor y solidaridad.