La gastronomía italiana, reconocida mundialmente por su rica diversidad de sabores y técnicas, se postula para ser incluida en la lista de Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad de la UNESCO. La evaluación de esta candidatura se llevará a cabo entre el 8 y el 13 de diciembre de 2025 en Nueva Delhi, durante la vigésima sesión del Comité Intergubernamental para la Salvaguardia del Patrimonio Cultural Inmaterial.
El dossier presentado por Italia destaca la vasta variedad de recetas que conforman su herencia culinaria, reflejando la riqueza de sus diferentes regiones. Desde el norte, donde predominan los risotti y las polentas, hasta el sur, donde destacan las pizzas y una gran variedad de pescados, cada zona de Italia aporta su propio sabor y tradición.
Diversidad culinaria en cada rincón de Italia
En Emilia Romaña, por ejemplo, la gastronomía es famosa por sus embutidos como el prosciutto y los tortellini en caldo. Nápoles, que ya ha visto el reconocimiento del «arte del pizzero» por parte de la UNESCO, ofrece delicias como la mozzarella de búfala y la parmigiana de berenjena. Otras regiones como Apulia, con sus orecchiette, y Sicilia, conocida por los arancini y los dulces cannoli, también contribuyen a esta rica tradición.
La figura de la «nonna» es fundamental en la cocina italiana, actuando como guardiana de las recetas familiares y tradiciones culinarias. Lilliana Pagani, apasionada de la gastronomía, recuerda cómo su abuela utilizaba el manual de cocina de Artusi del siglo XIX para transmitir su conocimiento. «En Italia, un vegetariano no se muere de hambre», comenta, resaltando la abundancia de verduras en el sur del país.
Un modelo alimentario saludable y sostenible
La nutricionista Valeria Galfano señala que la cocina italiana es más que un simple conjunto de recetas regionales; es un sistema alimentario que ha evolucionado a lo largo de los siglos, con numerosos beneficios documentados para la salud. Los mercados locales, como el de la plaza Copelle en Roma, son el reflejo de esta tradición, ofreciendo productos frescos que nutren y cuentan la historia de sus territorios.
Galfano destaca que esta dieta no solo aporta micronutrientes esenciales, sino que también está asociada a un menor riesgo de enfermedades cardiovasculares y diabetes. Contrario a la percepción de que la gastronomía italiana es pesada, ella enfatiza que sus raíces provienen de la cocina campesina, basada en ingredientes sencillos y frescos.
El reconocimiento de la cocina italiana como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad podría marcar un hito en la historia gastronómica global siendo la primera cocina del mundo en recibir este distintivo, lo que ayudaría a preservar y promover su rica herencia culinaria.
