La Catedral de Granada ha comenzado a recuperar sus ecos perdidos a lo largo de cinco siglos de historia musical. En el contexto del Festival de Música Sacra de Granada 2025, el musicólogo Gonzalo Roldán Herencia presentó el pasado domingo una conferencia que explora los diversos espacios sonoros del templo catedralicio, que han evolucionado con el tiempo. “La Catedral no tiene un único espacio, sino muchos posibles espacios sonoros”, explicó Roldán, quien se especializa en el patrimonio musical de Granada.
El investigador destaca cómo la arquitectura del edificio ha condicionado la sonoridad a lo largo de los siglos, creando diferentes escenarios donde la música se integraba en la liturgia. «Todo eso nos permite reconstruir con bastante fiabilidad las ceremonias que se celebraron en la catedral», afirmó, refiriéndose a un estudio que se publica coincidiendo con el 500 aniversario de la construcción del templo.
La Catedral como escenario musical
El estudio de Roldán se basa en la idea de que la arquitectura influye directamente en el sonido. Desde el fascistol del coro, que era el epicentro de la polifonía, hasta los efectos de estereofonía natural logrados al ubicar los coros en distintos puntos de la capilla mayor, la Catedral fue concebida como un espacio con una acústica variable. «Había composiciones escritas para dos o tres coros que se colocaban en lugares opuestos, logrando una sensación envolvente, un efecto estereofónico», señaló el musicólogo.
Entre los espacios más relevantes, se encuentran las tribunas de los órganos, construidos en el siglo XVIII, que no solo marcaban el ritmo de las celebraciones, sino que también permitían a los cantores adoptar posiciones contrapuestas. “De ese modo se creaba un diálogo musical que recorría toda la nave central”, explicó Roldán.
Un legado sonoro por redescubrir
La conferencia de Roldán también recupera ejemplos concretos de este paisaje acústico desaparecido. Uno de ellos fue la interpretación del Te Deum laudamus compuesto por Vicente Palacios en 1812 para celebrar la expulsión de los franceses de Granada. Décadas más tarde, Celestino Vila de Forns adaptó la misma obra para tres coros, ampliando el efecto sonoro para dar la bienvenida al siglo XX. “Cada coro ocupaba una tribuna y el tercero se situaba en la capilla mayor”, recordó Roldán sobre esta interpretación histórica.
Hasta 1929, el coro de la Catedral fue un espacio cerrado dentro de la nave central, diseñado específicamente para generar una acústica particular. “Si queremos recuperar hoy la música del pasado con criterios historicistas, debemos recrear, en la medida de lo posible, la acústica de aquel recinto sonoro”, subrayó Roldán.
El musicólogo defiende que las interpretaciones actuales respeten las ubicaciones originales de los músicos, lo que permitiría revivir el sonido tal y como fue concebido. Esta propuesta ya ha sido aplicada con éxito, como en el caso del Coro Tomás Luis de Victoria, que recuperó los salmos de Semana Santa del maestro Gregorio Portero, interpretados frente al altar mayor de la Catedral.
Roldán también trabaja en la reconstrucción del ceremonial fúnebre de Fernando VI, celebrado en la Catedral a mediados del siglo XVIII, encontrando partituras inéditas que podrían ofrecer una experiencia sonora única en futuras ediciones del Festival de Música Sacra.
El archivo musical de la Catedral de Granada sigue conteniendo tesoros por descubrir, lo que sugiere que la historia musical de este emblemático edificio está lejos de haberse contado por completo.