La gastronomía española es famosa por su riqueza y variedad, y cada región aporta su propio toque distintivo. En el País Vasco, uno de los platos más tradicionales en el desayuno es el merokil, un manjar que tiene siglos de historia y que, a pesar de su sencillez, deleita a quienes lo prueban. Esta crema espesa de harina de maíz, aunque a veces se confunde con la polenta, posee características únicas que la hacen especial.
¿Qué es el merokil?
El merokil se elabora a partir de harina de maíz cocida en agua con sal. Su textura espesa lo convierte en una preparación ideal para disfrutar con cuchara, y aunque se sirve tradicionalmente solo, es común añadir un toque de leche caliente o endulzarlo con miel o azúcar. Este plato ha estado presente en la gastronomía vasca desde tiempos inmemoriales, siendo especialmente popular en Vizcaya.
Diferencias entre el merokil y la polenta
A pesar de que ambos platos comparten la harina de maíz como ingrediente principal, existen diferencias fundamentales en su preparación y presentación. Mientras que la polenta puede tener una textura más líquida o firme y se puede servir frita o acompañada de quesos y embutidos, el merokil se mantiene como una papilla espesa, ideal para ser consumida en un tazón.
Además, la polenta puede elaborarse con diferentes variedades de maíz, incluyendo versiones blancas y amarillas, e incluso de alforfón. En cambio, el merokil se elabora exclusivamente con harina de maíz amarilla, que a veces se tuesta antes de cocerla para intensificar su sabor y mejorar su digestibilidad.
Cómo preparar el merokil en casa
La receta del merokil es sencilla y requiere pocos ingredientes, lo que la convierte en una opción perfecta para comenzar el día con energía. A continuación, se detallan los ingredientes y la preparación.
Ingredientes:
- 100 gramos de harina de maíz (mejor si está tostada)
- 400 mililitros de agua o leche (o una combinación de ambas, según el gusto)
Elaboración:
- Poner agua con una pizca de sal a fuego medio.
- Cuando el agua empiece a hervir, añadir la harina poco a poco mientras se remueve constantemente con una cuchara de madera.
- Cuando la mezcla tenga una consistencia cremosa, pero no líquida, retirar del fuego y servir.
- Opcionalmente, se puede añadir un chorrito de leche caliente o un toque de miel por encima antes de degustar.
El merokil es un claro ejemplo de cómo la tradición puede fusionarse con el placer culinario, y aunque no es muy conocido en el resto de España, su sabor y textura lo convierten en un desayuno digno de ser explorado. Probar este plato es una invitación a sumergirse en la cultura vasca y a disfrutar de su rica herencia gastronómica.
