El pasado 16 de septiembre de 2023, Baza se convirtió en el epicentro de una explosión de color y emoción con la celebración del Cascamorras, una fiesta de Interés Turístico Internacional que ha reunido a miles de personas. A pesar de las inclemencias del tiempo, con una caída de temperaturas y un chubasco a media tarde, la tradicional batalla de pintura continuó, mostrando una vez más la resistencia y la pasión de los asistentes.
La fiesta, que busca el reconocimiento de la UNESCO como patrimonio inmaterial de la humanidad, comenzó con el esperado estruendo de cohetes que marcan el inicio del evento. Alrededor de las seis de la tarde, el cielo se tiñó de gris, presagiando la inminente batalla de pintura, donde los bastetanos marcaron la derrota del representante de Guadix, encarnado por Fran Vera.
Una tradición que perdura
La historia del Cascamorras se remonta a más de 530 años, cuando Juan Pedernal, un obrero de Guadix, descubrió la imagen de la Virgen de la Piedad en Baza. La disputa por llevarse la imagen a su pueblo originó esta singular celebración, donde un representante de Guadix debe correr anualmente a Baza. Si logra llegar limpio al templo, se llevará la imagen; en caso contrario, será «derrotado» por los bastetanos.
Este año, miles de litros de pintura negra ecológica, proporcionada por el Ayuntamiento de Baza, han marcado el recorrido de la fiesta, que se ha convertido en un evento familiar donde conviven tanto los veteranos como los nuevos participantes. Los pequeños se aferran a sus padres, mientras que los adolescentes comienzan a soltar la mano familiar para unirse a amigos, reflejando la evolución de la celebración a través de las generaciones.
Seguridad y convivencia en la fiesta
Según han informado fuentes de la hermandad organizadora, el evento se desarrolló sin incidentes, gracias a un dispositivo especial de seguridad coordinado por el servicio de emergencias 112. La multitud, que abarrotó las calles de Baza, disfrutó de una jornada que, aunque lenta y con casi tres horas de duración, se vivió intensamente en un ambiente festivo.
La jornada culminó con el tradicional grito de «Y no se la lleva, y no se la lleva», marcando el final de otra batalla de pintura que, como cada año, reafirma la conexión entre dos localidades vecinas. A pesar de la derrota, el Cascamorras regresará a Guadix para rendir cuentas, escribiendo así una nueva página en la historia de esta tradición que busca perpetuarse en el tiempo.
Una vez más, Baza y Guadix han compartido una celebración que trasciende generaciones, uniendo pasión, fe, historia y tradición en una fiesta que se perfila como Patrimonio de la Humanidad.