El pasado 21 de julio, dos niñas de la localidad francesa de Estrablin, en el departamento de Isère, protagonizaron una inquietante aventura que culminó con la intervención de las autoridades. Los padres de las menores, alarmados al notar su ausencia, decidieron contactar a la Policía alrededor de las 19:45 horas, lo que llevó a un despliegue inmediato de recursos para su búsqueda.
Las niñas, que solo llevaban consigo un oso de peluche, habían salido de casa sin avisar, creyendo que se trataba de un juego. Tras aproximadamente dos horas de búsqueda, las autoridades lograron localizarlas gracias a la llamada de vecinos de una localidad cercana, quienes habían observado su presencia en un área pública.
Inicialmente, las menores afirmaron que habían sido secuestradas y atadas, lo que generó una gran preocupación entre los padres y la comunidad. Sin embargo, posteriormente aclararon que todo formaba parte de un juego de supervivencia en el que habían decidido participar. Este incidente ha suscitado un debate sobre la supervisión de los menores y la importancia de mantener una comunicación abierta entre padres e hijos sobre los peligros de aventurarse solos.
El suceso, que aunque terminó sin consecuencias graves, pone de relieve cómo la imaginación infantil puede llevar a situaciones inesperadas. Las autoridades han instado a los padres a ser más vigilantes y a dialogar con sus hijos sobre los límites de sus juegos, para evitar que situaciones similares se repitan en el futuro.
