El renombrado guitarrista y compositor Yerai Cortés ofreció una actuación memorable el pasado jueves en el Kursaal de Donostia como parte del 60º Jazzaldia, donde demostró que el flamenco puede trascender sus límites tradicionales. Rodeado de seis musas vestidas de blanco, Cortés inició su espectáculo con el sonido de una cuenta atrás que evocaba el despegue de un cohete, simbolizando su deseo de llevar el flamenco a nuevos horizontes.
Cortés, conocido como el «renovador del flamenco» y el «instrumentista de los mil dedos», ha creado un estilo único que fusiona lo clásico y lo contemporáneo. Durante su actuación, se escucharon fragmentos del documental La guitarra flamenca de Yerai Cortés, dirigido por Antón Álvarez, conocido anteriormente como C. Tangana. Este audio, que también está incluido en su disco homónimo, sirvió como un poderoso recordatorio de sus raíces.
Un viaje musical que hipnotiza
En esta presentación, Cortés no se limitó a tocar solo, sino que se acompañó de un coro de talentosas cantantes: María Reyes, Triana Maciel, Nerea Domínguez, Elena Ollero, Salomé Ramírez y Macarena Campos. Juntas, elevaron el espectáculo, convirtiéndose en las verdaderas estrellas de la velada. La escenografía, sencilla pero efectiva, consistía en dos butacas rojas y un taburete, lo que permitió que el enfoque se mantuviera en la música y la interpretación.
El concierto comenzó con la potente Malagueña finale, donde las voces femeninas se entrelazaron con el ritmo que Cortés marcaba al aporrear la caja de su guitarra. Este fue seguido por una variedad de estilos y ritmos, incluyendo los verdiales «Moderno» y «Canastero», que llevaron al público a sentir como si estuviera en el sur de España.
Un flamenco que invita a la celebración
La fusión de distintas palos flamencos continuó con alegres tonos, como «Un puente por la bahía», conocida por Rocío Jurado, y la versión de Cortés de «Ni en los cafés parisinos». Estos temas, junto con otros como «Sulao», «Lirili» y «Sonar por bulerías», mantuvieron al público cautivado, creando un ambiente de auténtica celebración. Las palmas y los aplausos resonaban en el Kursaal, y el jaleo en el escenario se replicaba en el patio de butacas, donde la frase «¡Ole!» se repetía con entusiasmo.
Cortés ha demostrado, una vez más, su capacidad para reinventar el flamenco, estableciendo un puente entre la tradición y la modernidad. Esta actuación en el Kursaal no solo fue un homenaje a sus raíces, sino también un claro ejemplo de cómo la música puede trascender fronteras, invitando al público a un viaje emocional que va más allá de lo convencional. Al final de la noche, los asistentes se marcharon con una nueva perspectiva del flamenco, gracias al talento y la visión de Yerai Cortés y sus musas.