La llegada de menores extranjeros no acompañados (menas) a Bilbao ha tomado un giro preocupante en los últimos meses, ya que cada vez son más los padres marroquíes que dejan a sus hijos en la ciudad para que accedan a la red de acogida de la Diputación de Bizkaia. Este fenómeno ha sido detectado por los servicios sociales y cuerpos policiales, quienes han comenzado a alertar sobre el uso abusivo del sistema de tutela. La práctica ha sido comparada por algunos responsables forales con un «Erasmus gratuito», generando alarma en la comunidad.
Tradicionalmente, la mayoría de estos menores provenían de entornos humildes en Marruecos o Argelia. Sin embargo, en la actualidad, su perfil es más diverso, incluyendo a jóvenes de ciudades como Casablanca o Tinghir, e incluso a hijos de familias de clase media cuyos padres ocupan profesiones como abogados o cargos políticos. Un portavoz de la comunidad marroquí en Vizcaya ha admitido conocer varios casos, aunque ha subrayado que muchos menores siguen en situación de calle.
La llegada de estos menores se intensifica especialmente durante el verano. Hasta la fecha, más de 400 jóvenes han ingresado en Vizcaya en lo que va de 2025, en su mayoría de origen magrebí, aunque también se han registrado casos de jóvenes subsaharianos y un número creciente de chicas. Actualmente, casi 600 menores se encuentran bajo la atención de la red foral de acogida, de los cuales 25 son mujeres. Los centros de acogida, como el de Amorebieta y el recién reabierto Vivero, están diseñados para atender a adolescentes en situación de urgencia.
Los testimonios de la Ertzaintza y la Policía Municipal indican que muchos menas acuden directamente a los agentes en la calle o en la estación Intermodal. Algunos de ellos han sido instruidos para ocultar su pasaporte o visado durante los primeros tres meses, presentándose luego con su CNIE (documento de identidad marroquí). En ocasiones, llegan a viajar a Bilbao con sus hijos para mostrarles la comisaría de referencia, donde solo necesitan decir «¡menor!, ¡policía!» para recibir ayuda. En otros casos, se les entrega un mensaje sencillo escrito: «Soy menor no acompañado. Necesito ayuda».
Los problemas derivados de esta situación no se han hecho esperar. El 23 de julio de 2025, una pareja marroquí fue arrestada en Bilbao por presunto abandono y sustracción de un menor. Los padres habían dejado a su hijo en un centro de acogida mientras permanecían en la ciudad alojados en un piso turístico de Basarrate. La investigación reveló que mantenían contacto con el menor, quien además terminó reconociendo que era mayor de edad. Como resultado, el juez permitió a los progenitores regresar a Marruecos a la espera de juicio.
La Policía Nacional también ha comenzado diligencias en al menos dos casos similares en las últimas semanas. Las investigaciones apuntan a la existencia de intermediarios que asesoran a las familias tanto en origen como en destino sobre cómo lograr que sus hijos sean admitidos en los recursos forales. Las autoridades sospechan de posibles redes organizadas de trata, lo que añade una capa más de complejidad a esta preocupante realidad.
La situación en Bilbao refleja un fenómeno migratorio en evolución y plantea serios interrogantes sobre la gestión de la acogida de menores. Las autoridades se enfrentan a un reto creciente mientras intentan equilibrar la protección de estos jóvenes con la necesidad de prevenir abusos en el sistema.