La vendimia ha dado comienzo en el Bajo Aragón y el Matarraña, donde se espera un ligero aumento en la producción de uva, aunque esta sigue por debajo de los niveles considerados normales debido a la sequía de los últimos dos años. No obstante, la calidad de la uva que ingresará en las bodegas es prometedora, lo que permitirá a los viticultores atender la creciente demanda de vinos que reflejan el carácter de su territorio.
Julia Cajaraville, presidenta de la IGP Vino Bajo Aragón y gerente de la bodega Venta D’Aubert de Cretas, ha señalado que, como ha sido habitual en los últimos años, el inicio de la cosecha se ha adelantado a finales de agosto y se espera que dure entre dos y tres semanas. Cajaraville expresa que los bodegueros están “muy ilusionados” tras haber perdido gran parte de la producción en los dos años anteriores a causa de la falta de precipitaciones y los daños provocados por la fauna silvestre.
“Venimos de dos años durísimos, en los que conseguimos unos vinos buenísimos pero en una cantidad muy reducida. Este año ha habido más agua, nos hemos librado del granizo, y el verano ha sido bastante cálido, lo que favorece la concentración de azúcares y la calidad del producto final”, explicó Cajaraville.
Calidad de la uva y expectativas de producción
El enólogo y copropietario de la bodega Mas de Torubio de Cretas, Enrique Monreal, confirmó que han comenzado la recolección de la garnacha blanca, que ha madurado de manera excepcional y es de alta calidad. A pesar de que las plantas “arrastran” la sequía, esta no se ha reflejado en las hojas, aunque sí en la cantidad de frutos, lo que limita la producción. Sin embargo, se prevé que la cosecha de este año supere ligeramente la del año pasado.
Cajaraville destacó que buscan satisfacer la creciente demanda de sus caldos, afirmando que “estamos en un momento en el que el consumidor final busca entender todo el proceso de producción y está dispuesto a pagar un poco más por unos vinos que no pueden competir en precio con los de las grandes bodegas”.
Interés creciente en el enoturismo
En los últimos años, se ha observado un creciente interés por el enoturismo, con visitas a la bodega Venta D’Aubert por parte de personas de Valencia, Cataluña y Aragón, así como de otras regiones de España e incluso del extranjero. Los fundadores de esta bodega son suizos y cuentan con un enólogo alemán, lo que ha llevado a que sus ventas sean significativas en ambos países. La mayor parte de sus caldos se consume en la provincia de Teruel y en el resto de Aragón.
Cajaraville se mostró satisfecha con los resultados de la colaboración con la hostelería turolense, que se ha convertido en un escaparate crucial para su producto. “De hecho, muchas de las personas que visitan la bodega han probado previamente el vino en algún restaurante de la provincia”, comentó. Monreal coincidió en que la confianza depositada por la hostelería en las bodegas turolenses ha sido fundamental para su crecimiento.
Además, Monreal subrayó que el cierre de algunas cooperativas en la comarca ha sido compensado por la aparición de pequeñas bodegas que producen un vino muy cuidado. Resaltó el gran trabajo llevado a cabo por los viticultores de la provincia, sosteniendo que “conocen muy bien todo el proceso, desde el viñedo hasta el embotellado”.
“En Mas de Torubio, como en otras bodegas, somos viticultores y labradores. Hacemos vino porque tenemos viñas. Quedan pocos viticultores y hay que cuidarlos. Y quedan pocas hectáreas de viñedo en la provincia y, para mantenerlas, es necesario que se pague la uva a buen precio”, advirtió Monreal.
Por último, destacó que la cultura del vino ha cambiado significativamente en las últimas décadas. “Antes se buscaban dos o tres variedades mundiales y vinos tintos con mucho color, mientras que ahora se prefieren variedades autóctonas, incluso desconocidas, y vinos más ligeros. La gente agradece los productos de calidad y de la zona. Es muy importante darle sentido e importancia al origen de los alimentos”, concluyó.
