Recientemente, incendios devastadores han arrasado más de 30 000 hectáreas en Molezuelas y 4 000 hectáreas en Puercas, revelando la grave situación que enfrenta España en términos de gestión forestal y rural. Según Celso Coco, experto en incendios y gestión forestal, la despoblación rural se ha convertido en un factor determinante que alimenta estos fuegos.
El abandono de muchas áreas rurales ha llevado a un aumento significativo de la vegetación natural, que ahora cubre extensas zonas que antes eran cultivadas o pastoreadas. Este cambio ha generado un paisaje más vulnerable, donde la continuidad de la vegetación se convierte en un combustible perfecto para los incendios. «Los incendios siempre van a existir, son un proceso natural, especialmente en los ecosistemas mediterráneos», explica Coco.
Condiciones que agravan la situación
La combinación de condiciones meteorológicas adversas, como altas temperaturas y sequedad, junto con la proliferación de vegetación densa, crea un escenario propicio para la propagación incontrolable de incendios. «Cuando un incendio se encuentra con grandes áreas continuas de vegetación, se alimenta rápidamente, haciendo que su avance sea imparable», añade el experto. Este fenómeno es más evidente en estos días, donde el calor extremo y la baja humedad están exacerbando la situación.
Ante este panorama, Coco propone varias soluciones para mitigar el riesgo de incendios. Una de las más destacadas es la necesidad de fomentar alternativas que animen a las personas a permanecer en las zonas rurales, permitiendo así un uso sostenible del territorio. «No se trata de soluciones a corto plazo, sino de un trabajo a largo plazo que involucre la gestión activa del entorno», afirma.
Mejoras en la gestión forestal
La gestión forestal activa es crucial para reducir la virulencia de los incendios. «Abrir pistas de acceso y crear zonas con menor densidad de vegetación son algunas de las medidas que pueden ayudar a controlar el comportamiento del fuego», señala Coco. La intervención en el paisaje, mediante la creación de discontinuidades en la vegetación, es fundamental para prevenir que un incendio se propague de forma violenta.
Además, el aprovechamiento sostenible de los recursos forestales permite mantener un equilibrio que favorece tanto la conservación como el desarrollo económico de las zonas rurales. «La gestión forestal sostenible, basada en la ciencia, demuestra que es posible utilizar estos espacios de manera compatible con otros usos, incluida la conservación», concluye el experto.
A pesar de los desafíos, es esencial aprender de los errores del pasado y evitar la urgencia en la repoblación de zonas afectadas por incendios. «Después de un incendio, la naturaleza tiene su propio proceso de recuperación, y debemos respetarlo», apunta Coco, quien subraya la importancia de proteger el suelo para asegurar la futura vegetación.
La situación actual exige una reflexión profunda sobre cómo gestionar el territorio, atraer a la población rural y prevenir incendios devastadores en el futuro. Solo así se podrá garantizar un entorno más seguro y sostenible para las generaciones venideras.
