El caso del parricida de Valderrueda ha tomado un giro impactante tras la confesión de Miguel Ángel, quien ha reconocido ser el culpable de la muerte de su padre, Julián. Según el informe forense, la agresión fue brutal, con lesiones compatibles con una paliza que causaron la muerte del hombre de 76 años.
La autopsia, realizada el 3 de enero de 2024, detalla que las lesiones en el cerebro de Julián fueron provocadas por un ataque violento, específicamente por patadas y golpes contundentes. Los forenses concluyeron que las heridas encontradas en el cuerpo no podían haber sido causadas por una caída, resaltando que la violencia fue extrema.
Detalles de la agresión y la salud del fallecido
El informe médico revela que Julián padecía problemas de salud previos, incluyendo silicosis e insuficiencia respiratoria, lo que lo hacía vulnerable. Sin embargo, los peritos han enfatizado que incluso una persona sana podría haber muerto a causa de las lesiones sufridas. La calidad de vida del fallecido se vio afectada de manera significativa, lo que genera aún más impacto en la tragedia.
Durante la sesión del juicio, Miguel Ángel admitió haber consumido una cantidad excesiva de alcohol el día del incidente, lo que le provocó lagunas de memoria. A pesar de no recordar los hechos con claridad, los expertos en psiquiatría forense consideran que su amnesia es «de conveniencia» y que el consumo de alcohol no le impidió ser consciente de sus acciones.
El relato del acusado y el contexto familiar
El acusado ha insistido en que no tenía problemas con su padre y que la agresión no fue premeditada, atribuyendo la situación a su ingesta de alcohol. «Si hubiera querido matarle, habría utilizado un arma», afirmó Miguel Ángel, rechazando cualquier acusación de intención homicida. A pesar de sus declaraciones, la familia de Julián ha solicitado la prisión permanente revisable para el acusado.
En el transcurso del juicio, Miguel Ángel también se mostró incapaz de identificar a quienes estaban presentes en casa durante el ataque, aunque aseguró que fue un episodio que «se le fue de las manos». El contexto de su relación con su padre y los antecedentes familiares complican aún más la situación, dejando entrever un trasfondo de conflictos no resueltos.
La gravedad de los hechos y la confesión del parricida han conmocionado a la comunidad de Valderrueda, que se enfrenta a las repercusiones de una tragedia familiar. El caso seguirá siendo objeto de atención mediática mientras se busca justicia para Julián y su familia.
