En el Salón del Automóvil de Tokio de 2005, Nissan presentó un concepto que desafió las normas de la automoción: el Pivo, un microcoche eléctrico que prometía revolucionar la movilidad urbana. A pesar de su diseño innovador y características sorprendentes, el Pivo nunca llegó a convertirse en un modelo de producción.
Un diseño innovador y práctico
El Pivo era un vehículo de tres plazas que contaba con una característica única: su cabina podía girar 360 grados. Esta capacidad permitía al conductor evitar las maniobras de marcha atrás, facilitando el aparcamiento en espacios reducidos. La separación mecánica entre la cabina y el suelo, gracias a la tecnología drive-by-wire, permitía un diseño más ligero y flexible, eliminando conexiones rígidas que limitaban la creatividad de los ingenieros.
Los pilares delanteros del Pivo eran «transparentes», integrando pantallas que mostraban imágenes en tiempo real de cámaras externas. Este sistema, junto con el dispositivo Around View Monitor, proporcionaba una visión cenital de 360 grados, eliminando ángulos muertos y aumentando la seguridad en la conducción.
Además, el coche contaba con un control por infrarrojos en el salpicadero, que permitía manejar el sistema de infoentretenimiento y navegación mediante simples gestos de la mano. Por ejemplo, levantar la palma para aumentar el volumen o mostrar tres dedos para seleccionar la tercera emisora. La información se proyectaba en una pantalla horizontal en la base del parabrisas, garantizando una visión despejada de la carretera.
Características técnicas y colaboración artística
Con una longitud de apenas 2,7 metros, el Pivo ofrecía un diseño compacto que acomodaba a tres personas, con el conductor situado en el centro. En cuanto a la motorización, el vehículo estaba equipado con el innovador Nissan Super Motor, que permitía manejar las ruedas de forma independiente gracias a un sistema de doble rotor. La energía provenía de una batería de iones de litio, optimizando la eficiencia del coche.
La estética del Pivo también fue un aspecto destacado. Para su presentación en Tokio, Nissan colaboró con el reconocido artista japonés Takashi Murakami, quien transformó la galería Ginza en un vibrante jardín tecnológico, llenando el espacio con globos y el personaje Pivo-chan, inspirado en el propio coche. Esta combinación de arte y tecnología subrayó el enfoque futurista del Pivo y su potencial para cambiar la forma en que concebimos la movilidad.
A pesar de su atractivo y las innovaciones que ofrecía, el Nissan Pivo nunca llegó a ser una realidad en el mercado. Sin embargo, su legado perdura como un testimonio del ingenio y la visión de un futuro donde la movilidad urbana sea más inteligente y ecológica.
