La Piedra Escrita, un antiguo santuario pagano situado en Cenicientos, ha sido recientemente declarado Bien de Interés Cultural (BIC) por la Comunidad de Madrid. Este reconocimiento destaca la importancia histórica y arqueológica de un lugar que ha permanecido en el anonimato para muchos.
El yacimiento se encuentra en un entorno natural, rodeado de encinares y muros de musgo, que contribuyen a su atmósfera mística. La Piedra Escrita se alza casi 5 metros y es considerada un sacellum, un santuario rural dedicado a la diosa Diana, además de marcar un hito en la antigua frontera oriental entre Lusitania y Citerior.
Un Santuario Rural en el Corazón de la Naturaleza
Este megalito, ubicado en un paisaje caracterizado por afloraciones de granito, se ha identificado como un oratorio rupestre esculpido en roca granítica natural. Su diseño sugiere que era utilizado como un exvoto a Diana, la diosa de los bosques y la caza, lo que refleja la rica herencia cultural de la región.
En la cara sureste de la piedra, se pueden distinguir tres espacios horizontales. El superior presenta un remate semicircular, mientras que en la sección central se observan figuras que representan a un hombre y una mujer realizando un sacrificio ante una figura más grande que se identifica como la divinidad greco-romana Diana.
En la parte inferior, dos animales erosionados —un caprino y un bovino— podrían simbolizar los sacrificios ofrecidos a la diosa, sugiriendo la doble función de estos animales como ofrendas y representaciones de la divinidad.
Un Viaje a la Antigüedad
Frente a la Piedra Escrita se ha encontrado otra roca granítica, a unos 9 metros de distancia, que se asemeja a un verraco. Sin embargo, esta roca parece haber sido desplazada de su localización original, lo que plantea interrogantes sobre las prácticas rituales de las comunidades que habitaron la zona. La presencia de este elemento sugiere conexiones con los cultos del territorio vetón y su adaptación durante la época romana.
El yacimiento de la Piedra Escrita no solo es un lugar de interés arqueológico, sino también un espacio ideal para excursiones, especialmente durante los primeros días de primavera. Visitar este rincón de la Comunidad de Madrid permite a los excursionistas realizar un viaje iniciático a uno de los pocos santuarios paganos preservados en la región, evocando la conexión con la Antigüedad.
Con la reciente declaración de BIC, se espera que la Comunidad de Madrid impulse la conservación y difusión de este patrimonio cultural, permitiendo a futuras generaciones apreciar la historia y la espiritualidad que emana de la Piedra Escrita.
