En 2014, un trágico accidente doméstico cambió la vida de Simón González, un destacado campeón gallego de kick boxing que, tras el incidente, se vio obligado a utilizar una silla de ruedas. A pesar de esta dura realidad, González no ha dejado de luchar por recuperar su movilidad, demostrando su inquebrantable espíritu y determinación. A sus 60 años, sigue siendo un ejemplo de superación y perseverancia, tanto dentro como fuera del ring.
La trayectoria de Simón González es impresionante; ha sido trece veces campeón del mundo en kick boxing, y su carácter combativo se refleja en su vida diaria. A pesar de las adversidades, continúa entrenando y enseñando a niños en su gimnasio de Vigo, donde comparte su pasión por el boxeo, el kick boxing y el full contact. Este espacio se ha convertido en su hábitat natural, un lugar donde la enseñanza y el ejercicio se entrelazan.
Una colaboración inspiradora
En su camino hacia la recuperación, González ha encontrado en Alfredo Arrojo, un experto en boxeo y entrenador de pugilistas en León, un gran aliado. Arrojo, conocido por su dedicación a la formación de futuros campeones, ha propuesto que el campeón gallego visite León para compartir su experiencia y vivencias en el mundo del boxeo. Esta colaboración podría no solo enriquecer a los jóvenes deportistas de León, sino también ofrecerle a González nuevas oportunidades para seguir su camino de superación.
El deseo de ambos por fomentar el boxeo en la comunidad los une, y es posible que pronto se lleven a cabo clases conjuntas en León, donde niños y jóvenes puedan aprender de dos grandes del deporte. La pasión que ambos sienten por el boxeo es evidente, y su intención de compartirla podría marcar la diferencia en la vida de muchos jóvenes que aspiran a ser campeones.
Un ejemplo de resiliencia
La historia de Simón González es un testimonio de resiliencia y dedicación. Su capacidad para enfrentar los desafíos que la vida le ha presentado inspira a muchos, tanto dentro como fuera del mundo del deporte. A pesar de las limitaciones físicas, su compromiso con el boxeo y su deseo de seguir luchando por su recuperación destacan su carácter indomable.
Con el apoyo de personas como Alfredo Arrojo, González no solo sigue siendo un referente en el kick boxing, sino que también se convierte en un modelo a seguir para todos aquellos que enfrentan adversidades. Su historia es un recordatorio de que, a pesar de los obstáculos, la pasión y la determinación pueden llevar a la superación personal.