La actriz Carolina Yuste ha compartido una emotiva reflexión sobre el amor y los recuerdos familiares en su relato titulado ‘Viento de levante’, que forma parte de la serie ‘Amores de Verano’ publicada en El País. En esta historia, Yuste narra unas vacaciones en las que su hija se convierte en la cronista de cada momento, capturando imágenes que, con el tiempo, podrían aliviar la angustia de una posible ausencia.
Desde pequeña, Yuste imaginaba aventuras en lugares lejanos, deseando contar a su madre, que sería eterna, las peculiaridades de otros mundos. Refleja en su escritura una búsqueda constante de identidad, expresando su asombro ante la belleza y la injusticia del entorno. Su familia se vio obligada a emigrar del sur al oeste hace años, un cambio que marcó su vida y su forma de relacionarse con el mundo.
Un refugio en tiempos de incertidumbre
En el relato, la actriz describe su hogar como un refugio ante el calor abrasador del verano, donde los termómetros marcan 42 grados en el oeste de la Península. A pesar de las dificultades económicas, su madre siempre se esforzaba por mantener vivas las tradiciones, como preparar el mejor emblanco para que nunca olvidara el olor a mar.
Hoy, cuando el silencio se hace inmenso, Yuste sale al mercado en busca de ingredientes que le recuerden a su madre. La relación con su hija se presenta como un hilo conductor a través del cual se exploran los sentimientos de amor, deseo de conexión y la lucha contra la indiferencia del mundo actual. La protagonista reflexiona sobre la distancia que a veces se crea entre las personas, y cómo, a pesar de ello, el amor sigue siendo una urgencia vital.
El viaje como metáfora de la vida
El trayecto hacia la playa se convierte en una experiencia compartida, donde la música y las risas llenan el aire. Juntas cantan una canción de La Pastori mientras la hija graba cada momento con su móvil, con la esperanza de que estas imágenes sirvan como un bálsamo en el futuro. Se produce un intercambio de lecturas, donde ambas se sumergen en libros que reflejan sus propias heridas y aprendizajes.
El relato culmina en una cena donde celebran su conexión, eligiendo un plato de atún y brindando con cava, símbolo de los momentos que, aunque fugaces, son intensamente significativos. La historia de Carolina Yuste es un recordatorio de la importancia del amor en todas sus formas, especialmente en los momentos más cotidianos, y de cómo la memoria y el cariño pueden trascender las dificultades de la vida.
Así, a través de ‘Viento de levante’, Yuste no solo narra un verano, sino que invita a reflexionar sobre el significado de la familia, el amor y la búsqueda de la felicidad en medio de la adversidad.