El reconocido actor escocés Brian Cox ha causado revuelo en el Festival Internacional de Cine de Toronto tras su debut como director con la película Glenrothan. Durante la presentación, Cox optó por un atuendo llamativo: un kilt, que, según reveló, no llevaba acompañado de ropa interior, lo que desató una serie de divertidas interacciones con el público.
En la sesión de preguntas y respuestas, uno de los asistentes le comentó que parecía mostrar más de lo que pretendía. «¿Tan malo es?», respondió Cox entre risas, añadiendo: «¿O tan bueno?». El actor enfatizó el propósito del kilt, afirmando que «está diseñado para hacerte sentir fresco y libre» y que es «una libertad maravillosa». Esta declaración refleja su carácter desenfadado y su disposición a abordar el tema con humor.
Un momento para recordar
Sin embargo, el momento se tornó cómico cuando el público tuvo que recordarle nuevamente que se cubriera. «¿De quién fue la idea de usar estas malditas faldas escocesas? Desde luego, no fue mía. Fue del productor. Al final, siempre intentan joderte. A veces son muy vengativos», expresó Cox, dirigiéndose a Neil Zeiger, el productor de la cinta, que también llevaba un kilt. Esta interacción no solo subraya la camaradería entre el elenco, sino que también añade un toque de ligereza al evento.
Cox, quien es conocido por su sinceridad, continuó bromeando sobre la situación y la libertad que representa el kilt, comentando que «es difícil no llevar calzoncillos». Estas palabras resonaron con el público, quienes disfrutaron de la espontaneidad y del humor del actor, convirtiendo un simple percance en un momento memorable del festival.
Reflexiones sobre la moda escocesa
Lo sucedido en Toronto no solo pone de relieve la personalidad de Cox, sino que también invita a reflexionar sobre las tradiciones escocesas y su representación en la cultura popular. El kilt, como símbolo de identidad y libertad, ha sido adoptado por muchos, y su uso en eventos internacionales como este resalta la diversidad de la moda y su capacidad para generar conversaciones.
Este incidente en el Festival de Toronto es un recordatorio de que, en el mundo del cine y el entretenimiento, la ligereza y el humor pueden surgir incluso en las situaciones más inesperadas, haciendo que los momentos sean aún más memorables para todos los involucrados.
