Una mujer hondureña, quien ha superado años de violencia y maltrato, ha encontrado en Extremadura un nuevo camino hacia la sanación. Tras huir de su país, ha recibido asilo y ahora es parte del proyecto ‘Albanta’, impulsado por la Asociación de Derechos Humanos y de las Mujeres de Extremadura (Adhex), que busca crear redes de apoyo entre mujeres en situaciones vulnerables.
“A los 12 años empezó todo y mi tortura acabó cuando huí de mi país”, relata con emoción, sin mostrar su rostro ni dar su nombre por temor a represalias. Su historia es un reflejo de la dura realidad que enfrentan muchas mujeres que escapan de la violencia en Centroamérica. “Intenté separarme de él, pero no encontré un refugio seguro para mis hijos”, explica sobre su difícil decisión de abandonar su hogar.
Tejiendo redes de apoyo
El proyecto ‘Albanta’ se desarrolla principalmente en el museo Helga de Alvear y cuenta con el apoyo del Instituto de la Mujer de Extremadura. Su objetivo es fomentar la participación social de mujeres migrantes a través de talleres artísticos y creativos. Aunque la visibilidad de estas iniciativas aumenta en fechas como el 25 de noviembre, Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, su trabajo se extiende durante todo el año.
Las participantes provienen de diversos países, como Colombia, México, Perú y Brasil, además de mujeres extremeñas. Erena Trejo Romero, educadora social de Adhex y responsable del proyecto, indica que muchas de las mujeres han sufrido violencia, mientras que otras enfrentan los retos derivados de la migración. “Hacemos un cuestionario previo para conocer sus experiencias y necesidades”, comenta Trejo Romero.
Fortalecimiento emocional y creatividad
La primera fase de ‘Albanta’ se centra en trabajar el bienestar emocional de las participantes, abordando temas de igualdad y herramientas para enfrentar situaciones pasadas y presentes. “Próximamente realizaremos un taller sobre arquitectura feminista y emocional, pues muchas han tenido que dejar su hogar y ahora comparten espacios, lo que impacta en su salud emocional”, añade.
La segunda parte del proyecto se dedica al trabajo creativo en el museo, donde se llevan a cabo talleres de pintura, cerámica y costura. “Es un marco maravilloso para desarrollar habilidades y fortalecer la autoestima”, señala Erena, quien destaca la importancia de abordar temas como los derechos humanos y la igualdad a través del arte.
Los testimonios de las participantes evidencian el impacto positivo de esta iniciativa. “Estoy orgullosa de pertenecer a este grupo en el que se han construido lazos de hermandad”, comenta una de ellas. Otra añade: “Me veía sola y ahora sé que estoy acompañada”. Estas redes de apoyo no solo ayudan a las mujeres a sanar sus heridas, sino que también les ofrecen herramientas para construir un futuro más igualitario y libre de violencia.
El proyecto ‘Albanta’ comenzó en 2024 tras detectar las necesidades de las mujeres en Adhex. Trejo Romero explica que la falta de un círculo seguro tras sufrir violencia puede dificultar su integración en el ámbito laboral. “Es esencial trabajar en la base emocional para que se sientan fuertes y capaces de afrontar nuevos retos”, concluye.
Las participantes no solo encuentran un espacio donde compartir sus experiencias, sino que también descubren su valor y potencial. “He encontrado el valor que antes no tenía”, expresa emocionada una mujer que ha sufrido violencia, mientras agradece a Adhex por el apoyo recibido, que incluye asesoramiento jurídico y psicológico.
Así, ‘Albanta’ se convierte en un faro de esperanza en la vida de muchas mujeres, demostrando que, a pesar de las adversidades, es posible tejer nuevas redes de apoyo y construir juntas un futuro mejor.
