El pasado 30 de octubre de 2023, un depósito de aceite de palma sufrió una implosión en el puerto de Vigo, resultando en el derrame de cerca de 100 toneladas de este material en la ría. Dos trabajadores resultaron heridos en el incidente, y las corrientes marinas facilitaron la dispersión del vertido a diversas áreas de la ría, lo que generó una gran preocupación entre las autoridades y ecologistas.
Desde la Autoridad Portuaria, se minimizó el impacto del vertido afirmando que era «totalmente inocuo» para las personas y la fauna marina. Sin embargo, esta afirmación ha suscitado dudas, dado el considerable despliegue de recursos destinados a contener y recuperar el vertido. Durante la semana siguiente, se confirmó que la mancha de aceite había alcanzado playas cercanas, comenzando por el arenal de Borna en Moaña, y extendiéndose a otras como Nerga, Viño y Barra en O Morrazo.
Impacto ambiental y económico del vertido
El vertido de aceite de palma, aunque biodegradable, plantea serios riesgos para el ecosistema marino. A pesar de que no es tan tóxico como el petróleo, forma una película impermeable que impide la entrada de oxígeno en el agua. Esto puede causar muertes por hipoxia entre peces, crustáceos y moluscos, además de afectar a las aves marinas al apelmazar sus plumas, lo que compromete su capacidad de volar y su aislamiento térmico.
En puertos y áreas costeras, el aceite se adhiere a rocas y genera bloques duros que pueden perjudicar a invertebrados intermareales y larvas. La degradación del aceite por bacterias consume oxígeno, alterando la cadena trófica y acumulando contaminantes en los tejidos de peces y mariscos que, a su vez, afectan a las aves y mamíferos marinos.
A pesar de la gravedad de la situación, la actuación del Gobierno ha sido contradictoria. Aunque se ha declarado la zona como «gravemente afectada por una emergencia de protección civil», lo que permite solicitar ayudas para paliar los daños, se sigue considerando el vertido como inocuo. Esta contradicción plantea interrogantes sobre la gestión de crisis y la comunicación de riesgos ambientales.
Lecciones y futuro tras el vertido
El vertido de aceite de palma en Vigo no debe ser subestimado ni comparado con incidentes de mayor magnitud como el del Prestige, pero su impacto es igualmente preocupante. La respuesta de las autoridades y la forma en que se abordan estos incidentes son cruciales para prevenir futuros desastres ambientales. La situación actual debe servir como un aprendizaje sobre la importancia de una gestión ambiental responsable y transparente, que priorice la salud de los ecosistemas y la seguridad de las comunidades afectadas.
El impacto económico también es considerable, con recursos movilizados para la contención y recuperación del vertido que no pueden ser ignorados. La combinación de daños ambientales y económicos exige una reflexión profunda sobre las políticas de gestión de emergencias en el ámbito marítimo y portuario.
