Tras dos años de conflicto y una larga prisión en Israel, Mohammed Abu Moussa regresó a Gaza la semana pasada, solo para descubrir que su familia había sido asesinada. Este técnico médico de 45 años había pasado 20 meses en la cárcel, y su alegría por la liberación se tornó en horror al enterarse de la devastadora noticia.
Al bajar del autobús que lo llevó a su ciudad natal, Jan Yunis, se reunió con su esposa, Rawan Salha, y sus dos hijos pequeños, pero al preguntar por su madre, su hermano no pudo mirarlo a los ojos. Fue entonces cuando le revelaron que su madre, su hermana menor Aya, así como los hijos de Aya y otros familiares, habían sido víctimas de un ataque aéreo israelí en julio.
La devastación en Gaza
Más de 1 800 palestinos fueron liberados esta semana bajo un acuerdo de alto el fuego que también vio la liberación de rehenes por parte de Hamas. Muchos de estos liberados se enfrentaron a la dura realidad de una Gaza arrasada, donde la guerra ha dejado un rastro de destrucción y sufrimiento. Abu Moussa recordó cómo el dolor los golpeó incluso antes de que el grupo descendiera del autobús; algunos gritaban por familiares entre la multitud que los esperaba, pero la respuesta solía ser desgarradora: «Que Dios dé descanso a sus almas».
Su historia comenzó en octubre de 2023, cuando Israel lanzó una ofensiva para destruir a Hamas tras un ataque de milicianos. Ocho días después, un bombardeo arrasó la casa de su familia en Jan Yunis, mientras él trabajaba en el Hospital Nasser. En un video que circuló en línea, se le veía a él y a su esposa corriendo por el hospital buscando a su hijo Youssef, quien llegó muerto tras el ataque.
La experiencia en prisión
Abu Moussa fue arrestado durante la evacuación de su familia y sufrió un abuso sistemático en las prisiones israelíes, donde nunca se le acusó formalmente. Comenzó su calvario en un estadio donde fue golpeado y mantenido en condiciones inhumanas. “Casi todos nos hicimos nuestras necesidades encima”, recordó. Después fue trasladado al campo de prisión militar de Sde Teiman, donde las condiciones eran igualmente severas.
Las denuncias de abusos en prisiones son comunes; un informe de la ONU reveló que al menos 75 palestinos han muerto en estas instalaciones desde el inicio del conflicto, con condiciones que equivalen a tortura. Las autoridades israelíes han negado estas afirmaciones, asegurando que operan dentro del marco legal.
Cuando finalmente cruzó la frontera de Israel a Gaza, el primer impacto fue la destrucción que encontró en su ciudad natal. Barrios enteros habían sido arrasados y, al llegar al hospital, la multitud lo esperaba con ansiedad. Preguntó por su madre y recibió una respuesta evasiva de su hermano, lo que intensificó su angustia.
Recordando a su madre, Abu Moussa se quebró al pensar en su fortaleza. Su voz temblaba mientras expresaba su deseo de volver a verla: «La extraño. Quiero verla. Quiero besarle la mano, la cabeza». La pérdida de su familia en medio de la guerra ha dejado una marca imborrable en su vida, y su relato es un reflejo del sufrimiento de muchos palestinos afectados por el conflicto.
