La Universidad de León se ha convertido en la sede del XIII ASCOS (Advanced Study Course on Optical Sensors), un evento científico internacional que reúne hasta el 27 de julio de 2025 a 63 estudiantes y 18 tutores provenientes de Europa, Asia, América y Oceanía. Esta escuela de verano, que se celebra cada dos años, ha atraído a Laura M. Lechuga, doctora en Química y líder del grupo de Nanobiosensores y Aplicaciones Bioanalíticas del Instituto Catalán de Nanociencia y Nanotecnología (ICN2) en Barcelona.
Lechuga, que también es profesora de investigación del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) y primera mujer doctora Honoris Causa por la Universidad de León, forma parte del comité organizador del evento. Durante su intervención, destacó que los sensores ópticos y biosensores son tecnologías que permiten realizar diagnósticos clínicos de forma rápida utilizando solo una gota de sangre u orina. Su objetivo es facilitar un diagnóstico precoz de cáncer, permitiendo detectar el inicio del proceso antes de que se extienda.
Con estos biosensores, es posible realizar análisis en minutos para identificar infecciones por virus o bacterias. Según Lechuga, aunque el diagnóstico clínico actual es excepcional en laboratorios y hospitales, es conocido que el proceso puede ser lento. Con esta nueva tecnología, se pretende ofrecer respuestas rápidas y precisas, lo que podría cambiar radicalmente la forma en que se realizan los diagnósticos.
Aplicaciones y beneficios de los biosensores
La doctora subrayó que estos dispositivos permiten no solo obtener resultados rápidos, sino también hacerlo de manera portátil, lo que descentraliza el diagnóstico. Esto significa que es posible realizar pruebas en casa del paciente, en farmacias o incluso en ambulancias. Además, su uso no se limita al ámbito sanitario, ya que también tienen aplicaciones medioambientales, como la detección de contaminación en ríos o suelos.
La capacidad de analizar muestras in situ, sin necesidad de transporte, evita que estas se deterioren y permite a técnicos especializados realizar diagnósticos más eficaces. Lechuga concluyó que estas técnicas tienen un campo de aplicación muy extenso, como se evidenció durante la pandemia de coronavirus.
Una experiencia colectiva e interactiva
Por su parte, la directora del ASCOS 2025, la profesora de la ULE Elba Mauriz, destacó que este congreso ofrece una experiencia única en la que estudiantes y expertos de todo el mundo se reúnen para presentar propuestas innovadoras en el campo de los biosensores ópticos y químicos. El evento busca fomentar relaciones personales y profesionales que beneficien tanto la vida académica como la trayectoria profesional de los participantes.
Los sensores químicos ópticos, como explicó Mauriz, son dispositivos que combinan componentes biológicos y físicos para determinar la presencia de diversas moléculas, desde glucosa para diabéticos hasta células tumorales para el diagnóstico de cáncer. Esta tecnología también permite la determinación de ser genosensores, que detectan hibridación de ADN y diversas enfermedades, así como aplicaciones en el ámbito medioambiental.
El foro está organizado bajo el auspicio de la red europea ASCOS, un consorcio interdisciplinar que promueve la formación avanzada en sensores ópticos, apoyado por instituciones académicas, centros de investigación y empresas tecnológicas de renombre internacional. Esta iniciativa es parte de las acciones COST (Cooperación Europea en Ciencia y Tecnología) de la Unión Europea y combina formación intensiva con talleres, debates y experiencias prácticas.
