Gregoria Eduvigis Martínez, conocida como Duvi, es una de las barrenderas más emblemáticas del parque García Sanabria en Santa Cruz. Con más de dieciséis años de experiencia en el servicio de limpieza, Duvi maneja su herramienta favorita, la hoja de palmera, con la misma destreza que un pianista interpreta una partitura. A sus 64 años, su vida es un testimonio de dedicación y amor por su trabajo y su familia.
Duvi recuerda que nació un martes 13, y aunque bromea sobre la mala suerte que la persigue, su sonrisa constante refleja su optimismo. Su cumpleaños oficial, que celebra el 5 de abril, es solo una de las anécdotas que comparte mientras trabaja en el parque, un lugar que considera su casa.
Una vida de sacrificios y alegrías
Desde joven, Duvi ha trabajado en diversos oficios antes de convertirse en barrendera. Comenzó en Galerías Preciados y pasó por una panadería y una tienda de costura, hasta llegar a conducir el taxi de su difunto esposo. Recuerda con humor un incidente divertido durante una carrera: “Me equivoqué de dirección y acabé en Puertito de Güímar”, cuenta entre risas.
A pesar de los cambios en el servicio de limpieza, Duvi sigue prefiriendo métodos tradicionales. Su jornada laboral comienza a las 04:00 y, aunque la tecnología ha avanzado, ella se siente cómoda con la hoja de palmera, que considera la mejor herramienta para su trabajo. “En el parque me siento como en el cielo”, afirma.
Compromiso familiar inquebrantable
La vida de Duvi no se limita al trabajo en el parque. En casa, cuida de su madre, su hermana enferma, y su hermano, a los que dedica su tiempo con esmero. Desde los 25 años, asumió la responsabilidad de cuidar a su familia. “Cuando me casé, recogí a mi abuela y luego, mi padre y mi hermana enfermaron”, explica con ternura, recordando cómo ha lidiado con la adversidad.
La pérdida de su esposo, un taxista que falleció hace 10 años de un infarto, fue uno de los momentos más duros de su vida. “Lo encontré muerto en casa. Siempre me decía que no me amargara”, recuerda con nostalgia. A pesar de esta pérdida, Duvi sigue adelante, comprometida con el bienestar de su familia y con una actitud positiva hacia la vida.
Mirando hacia su futuro, Duvi habla de su jubilación con serenidad. La Seguridad Social le ha indicado que podrá jubilarse a los 68 años, aunque ella prefiere seguir trabajando. “Me gustaría pasar más tiempo con los míos, pero para mí es una ilusión seguir aquí”, confiesa.
En sus días libres, a veces se permite un pequeño homenaje, como salir a almorzar con su prima. “Es mi hora y media de salida”, dice, antes de regresar rápidamente a su hogar. Con ocho chihuahuas a los que cuida como si fueran sus hijos, Duvi refleja una vida dedicada al amor y al sacrificio, siempre agradeciendo a la vida lo que tiene.
“Soy feliz, doy gracias a la vida”, concluye, dejando claro que su historia es un ejemplo de resiliencia y amor incondicional.
