Un reciente estudio de la OCDE, conocido como TALIS, ha revelado que en España, un 40% de los profesores de Educación Secundaria Obligatoria (ESO) y Bachillerato provienen de otros ámbitos laborales. Este fenómeno se traduce en que muchos docentes, como Ticiana Domínguez, que comenzó su carrera profesional en un supermercado y trabajó en múltiples sectores antes de dedicarse a la enseñanza, aportan experiencias variadas que enriquecen el aula.
Domínguez, de 37 años, es un claro ejemplo de esta tendencia. Su trayectoria incluye atención a peregrinos del Caminho de Santiago, empleo en una residencia de mayores y en una asociación de personas con discapacidad psiquiátrica. Este patrón se repite en muchos docentes en España, donde la proporción de profesores con experiencia previa en otras áreas es un 33% superior al promedio de los países desarrollados.
La experiencia laboral como ventaja educativa
La percepción de que esta diversidad de trayectorias es negativa es errónea, según expertos en educación. Andreas Schleicher, director de educación de la OCDE, sostiene que tener experiencias auténticas en el mundo real es altamente beneficioso. “Los jóvenes buscarán cada vez más autenticidad en sus docentes”, afirma. Según Schleicher, el futuro de la enseñanza se alejará de la mera transmisión de conocimientos, convirtiéndose en una actividad más social y relacional.
El profesor Jesús Manso, exdecano de la Facultad de Educación en la Universidad Autónoma de Madrid, destaca que “la vocación se cultiva” y que las trayectorias previas aportan madurez y una visión más amplia de la educación. Manso señala que es esencial que los nuevos profesores reciban una transición adecuada desde los centros educativos, aprovechando las competencias que traen de otros sectores.
Condiciones de trabajo atractivas en la enseñanza
Las condiciones laborales en la enseñanza son un factor clave que atrae a estos profesionales. Ainara Zubillaga, directora de educación de la Fundación Cotec, señala que el contexto laboral en España, caracterizado por la incertidumbre y peores condiciones en otros sectores, hace que la docencia se presente como un refugio laboral atractivo. La estabilidad y un horario que permite conciliar la vida laboral y familiar son aspectos valorados por muchos de estos docentes.
Además, la tendencia de cambiar de sector hacia la educación ha aumentado un 40% en los últimos 11 años, especialmente tras la crisis económica iniciada en 2011. Anastasio Pineda, presidente de la asociación de directores de institutos públicos de Andalucía, observa que muchos profesionales llegan en busca de estabilidad laboral.
La profesora Laura Otero, quien trabajó como guía de cetáceos en diferentes lugares del mundo, describe su experiencia anterior como “hermosa pero físicamente exigente”. Ahora, como docente de Biología en Galicia, valora la estabilidad que le ofrece la enseñanza.
En el ámbito de la Formación Profesional (FP), la experiencia laboral previa se considera casi imprescindible. Zubillaga afirma que hay aspectos en la FP que son difíciles de enseñar sin haber estado en el mundo laboral. La vinculación con la práctica es fundamental, tal como lo reconoce Enrique Pazo, director de un instituto de FP en Ferrol.
Ejemplos como el de Xesco Girón, quien trabajó como enólogo e ingeniero agrícola antes de dedicarse a la enseñanza de ciclos de jardinería y agricultura, ilustran cómo la experiencia profesional en otros sectores puede hacer más práctica la teoría. “Mis vivencias enriquecen las clases y hacen la teoría más interesante para los alumnos”, concluye.