La situación financiera de la Universidad Complutense de Madrid (UCM) es crítica, ya que se enfrenta al riesgo de no poder pagar las nóminas de sus 11.400 trabajadores a menos que reciba un préstamo urgente de 34,4 millones de euros. Esta problemática ha sido provocada por la asfixia económica que sufren las universidades públicas de Madrid desde la crisis de deuda de 2012, dejando a las instituciones educativas en un estado de precariedad que pone en riesgo su futuro.
Los rectores de las universidades madrileñas han alertado sobre las graves consecuencias que esta situación podría tener para las nuevas generaciones y para la competitividad de España en el año 2050. Mientras tanto, el Gobierno regional, encabezado por Isabel Díaz Ayuso, presenta el préstamo como una forma de apoyo, aunque para muchos en la UCM se trata de una deuda histórica que refleja la falta de inversión en el sistema educativo.
Problemas estructurales y falta de recursos
La inestabilidad financiera de la Complutense no es un hecho aislado, sino parte de un problema más amplio que afecta a todas las universidades públicas en la Comunidad de Madrid. En 2024, la UCM recibió 412,4 millones de euros en transferencias corrientes, 14,75 millones menos que en 2010. Esto significa que, a pesar de un ligero aumento en las transferencias desde entonces, el monto sigue siendo insuficiente para cubrir las necesidades reales de la institución.
Los recortes en los presupuestos de los decanatos, que alcanzan hasta el 35%, han obligado a la UCM a hacer ajustes drásticos. Los estudiantes de Biología, por ejemplo, han dejado de realizar prácticas en los Pirineos y ahora deben conformarse con ir a localidades cercanas como Casa de Campo o El Pardo. Además, muchos profesores han tenido que destinar parte de su propio presupuesto para garantizar el desarrollo adecuado de los experimentos de sus alumnos.
La situación se complica aún más con la falta de convocatorias para ayudas de investigación y la tardanza en la contratación de profesores asociados, lo que agrava la precariedad en el sistema educativo. Un decano de la UCM ha expresado que, aunque se ha mantenido el precio de las instalaciones deportivas, la universidad enfrenta un futuro incierto si no se reciben nuevos fondos.
Movilizaciones y descontento en la comunidad universitaria
Ante esta situación alarmante, la comunidad universitaria se ha movilizado. A pesar de que la Complutense ha logrado eludir la eliminación de algunos grados, el clima de incertidumbre ha llevado a los estudiantes y profesores a organizar nuevas protestas. En este contexto, las palabras del rector Joaquín Goyache han generado preocupación: “La Comunidad nos ha solicitado más información, que se está elaborando”. Sin embargo, la respuesta de la Comunidad de Madrid ha sido escasa y el temor de que el crédito no se materialice sigue presente.
El pasado octubre, se intensificaron las reuniones entre Goyache y los decanos, donde se discutió la necesidad de hacer “ajustes” para equilibrar las cuentas. La UCM se enfrenta a un déficit de más de 30 millones de euros y, a pesar de que se espera el préstamo, la incertidumbre sobre cómo se utilizará el dinero y las condiciones del mismo persiste.
El futuro de la Universidad Complutense de Madrid es incierto. La combinación de una gestión financiera deficiente, la escasez de recursos y la creciente presión para realizar recortes pone en riesgo no solo el pago de nóminas, sino también la calidad educativa que puede ofrecer a sus estudiantes. La comunidad educativa está en alerta, y la solución a estos problemas es más urgente que nunca.