El inicio de un nuevo curso universitario ha marcado un momento crucial para miles de estudiantes en España, muchos de los cuales son los primeros en sus familias en acceder a la educación superior. Carla Villanueva, que a punto de cumplir 18 años sueña con estudiar Ciencia de Datos en la Universidad Politécnica de Valencia, es uno de estos jóvenes. “Desde pequeñas mi madre nos ha dicho: ‘Estudiad, que la vida va muy rápido’”, recuerda con emoción.
Villanueva fue una de las doce beneficiarias de las becas Jesús Serra de la Fundación Occident, seleccionadas entre más de 100 candidatos por su trayectoria académica y por ser la primera generación de su familia en acceder a la universidad. Este viernes 3 de octubre de 2025, tuvo lugar la ceremonia de entrega de las becas en Madrid, donde se reunieron los becados junto a sus familiares y amigos. Las ayudas cubren el costo de la matrícula, materiales y clases de refuerzo, además de ofrecer un programa de mentorización para los seleccionados, provenientes de diez comunidades autónomas y formándose en nueve universidades distintas.
El apoyo familiar como motor de éxito
La madre de Villanueva, Maite, se mostró emocionada al hablar de la selección de su hija: “Esta beca es una oportunidad, si estás en esta beca es porque no tienes suficientes recursos, estar aquí te garantiza que vas a poder terminarlo”. Sin embargo, solo el 19% de los jóvenes que son pioneros universitarios en sus familias logra completar su formación, frente al 72%% de los hijos de graduados, según el informe Education at a Glance 2024 de la OCDE.
Otro de los becados, Lucía Pérez, de 18 años, está cursando un grado en Bioquímica y Biología Molecular en la Universidad del País Vasco. Su padre ha sido fundamental para que ella lograra la beca, mientras ella se preparaba para los exámenes. “He pasado de no tener ni autobús a una ciudad, el cambio es bastante notorio”, comparte riendo, mientras ya realiza prácticas en el laboratorio y se imagina trabajando en el área sanitaria.
La dedicación de los becados es notable, con un promedio de 8,67 en sus exámenes. Pérez recuerda el esfuerzo que le ha costado: “Para asegurarme poder entrar en la carrera que eligiese me apliqué mucho, ello conllevó estrés y reducir bastante mi vida social”.
Retos y oportunidades en el acceso a la educación universitaria
Sin embargo, el camino hacia la educación superior está lleno de desafíos. Muchos estudiantes temen que las buenas notas no sean suficientes para acceder a la facultad deseada, en un contexto donde las universidades públicas no tienen recursos para ofrecer más plazas. “Estamos dejando fuera a personas que creen en la universidad como lugar de oportunidades”, lamentó Eva Alcón, presidenta de la Conferencia de Rectores de Universidades Españolas (CRUE).
Joel Buendía, de 21 años, se mudó de Zaragoza a Madrid para estudiar Genética en la universidad privada Francisco de Vitoria. Asegura que su familia trabajadora le ha enseñado la importancia del esfuerzo. Para costear sus gastos, combina trabajos temporales y ha tenido experiencias inusuales, como ser “modelo de corazón” en un Congreso Internacional de Cardiología.
Por su parte, María Pérez, de 17 años, ha decidido quedarse en Salamanca para realizar un doble grado en Educación Primaria e Infantil. La motivación para seguir esta vocación proviene no solo de su familia, sino también de su maestra Rosa, quien la inspiró desde pequeña. “Mis profesores me dijeron: ‘Con la matrícula de honor te puedes pagar la universidad’”, recuerda con alegría.
El apoyo familiar juega un papel crucial en el éxito académico. Según un análisis de Funcas sobre las pruebas PISA 2022, este apoyo puede marcar diferencias significativas en las oportunidades educativas de los estudiantes de hogares desfavorecidos. Min Guan, de 18 años, se ha mudado de Lanzarote a Madrid para cursar un doble grado en Matemáticas e Ingeniería Informática en la Universidad Complutense. Confiesa que sus padres le piden que aproveche la universidad, pero también que no se ponga demasiada presión.
Con el deseo de emprender en el futuro y un interés por la inteligencia artificial y la robótica, Guan está decidida a aprovechar al máximo esta oportunidad. “El primer día que pisé el territorio español no sabía qué significaba la palabra hola, pero confiaba en que todo se logra con esfuerzo”, concluye.
La historia de estos jóvenes pioneros refleja no solo su esfuerzo y dedicación, sino también las barreras y oportunidades que enfrenta la nueva generación en su camino hacia la educación superior.