La transformación digital que permea todos los aspectos de nuestra vida cotidiana plantea importantes interrogantes sobre la interacción entre la tecnología y la sociedad. En el ámbito educativo, surge la necesidad imperiosa de preparar a los estudiantes para ser ciudadanos digitales activos y responsables. Este objetivo, conocido como “competencia digital”, se ha integrado en los planes de estudio de diversas instituciones educativas, tal como establece la ley educativa LOMLOE en España.
Sin embargo, a pesar de su inclusión en los currículos, la enseñanza de la competencia digital suele limitarse a una perspectiva instrumental y neutral, donde se prioriza el mero uso de herramientas tecnológicas. Es fundamental ir más allá de esta visión superficial y abordar el “cómo”, “por qué” y “para qué” se utilizan las tecnologías. Los estudiantes deben aprender a utilizarlas de forma ética y crítica, desarrollando un sentido de responsabilidad digital que les permita pasar de ser simples consumidores a usuarios activos y reflexivos.
Construyendo una competencia digital crítica
Uno de los pilares para lograr una competencia digital crítica es comprender la infraestructura que sustenta el uso de tecnologías digitales e Internet. Esto incluye dedicar tiempo en clase a explorar cómo funcionan elementos como los cables submarinos de telecomunicaciones o el consumo energético de la inteligencia artificial generativa. Esta comprensión práctica es esencial para que los estudiantes reconozcan las implicaciones del acceso a Internet y a herramientas digitales en su vida cotidiana.
Un enfoque práctico podría incluir la observación de las infraestructuras tecnológicas en su entorno. Por ejemplo, se les podría pedir a los alumnos que fotografíen torres de telefonía o antenas y que, posteriormente, discutan estas imágenes en grupo. Esta metodología se ha utilizado con éxito en contextos universitarios en Estados Unidos, donde estudiantes examinaron y documentaron las infraestructuras digitales de su campus.
Deconstruyendo las metáforas tecnológicas
Otra estrategia para fomentar una comprensión crítica de la tecnología es la deconstrucción de metáforas comunes, como «la nube» o el concepto de «datos como el nuevo petróleo». En el aula, se puede explorar el origen de estas metáforas o incluso incentivar a los alumnos a crear interpretaciones artísticas de las mismas. Al hacerlo, se descompone la complejidad de las infraestructuras digitales y se revelan aspectos fundamentales sobre quiénes están detrás de estas tecnologías y cómo se mantienen.
Es esencial que los estudiantes comprendan que existen diferentes alternativas en el mercado tecnológico y que sus decisiones de compra pueden privilegiar ciertos servicios y programas. A menudo, se tiende a utilizar herramientas conocidas, como Microsoft o Google, que son aparentemente gratuitas pero que implican un intercambio de datos personales. La identificación de alternativas no comerciales y de código abierto, como LibreOffice en lugar de Microsoft Office, es un paso importante para promover un uso más crítico y ético.
Además, se pueden realizar auditorías tecnológicas en clase, analizando diferentes herramientas desde perspectivas éticas, sociales y ambientales. Aspectos como la accesibilidad o la posibilidad de uso sin conexión a Internet son criterios que pueden influir en las decisiones de los estudiantes.
El papel activo de los jóvenes es crucial para fomentar una relación más crítica con la tecnología. La creación de contenidos, como la edición de artículos en Wikipedia o la creación de páginas web, permite a los estudiantes participar de manera activa y significativa, contribuyendo al conocimiento colectivo y utilizando licencias abiertas como Creative Commons.
Además de estas prácticas, se están desarrollando propuestas educativas que abordan la alfabetización en datos, la evaluación crítica de contenidos y la producción mediática. Aunque el enfoque principal de este proyecto se centra en la educación superior, especialmente en la formación inicial de docentes, estas estrategias pueden adaptarse a niveles educativos inferiores.
Este enfoque integral hacia la educación digital es parte del proyecto de I+D+i PID2022-136291OA-I00, financiado por el MCIN y FEDER, y refleja la importancia de formar a futuros educadores que puedan cultivar una mirada crítica hacia las tecnologías en la sociedad actual.
