martes, noviembre 11, 2025

El pensamiento crítico se asienta en las aulas de Huelva

Una profesora acepta su error ante la pregunta de una alumna y fomenta el pensamiento crítico en clase.
por 9 noviembre, 2025
Lectura de 3 min

En las aulas de Huelva, la enseñanza del pensamiento crítico cobra protagonismo mediante la interacción y el aprendizaje colaborativo. En una clase de Biología y Geología de 4º de la ESO, una profesora se enfrenta a un momento revelador cuando una alumna cuestiona la explicación sobre las fallas geológicas, llevando a la docente a reconocer su error y a fomentar un debate enriquecedor entre los estudiantes.

Esta situación ilustra la importancia de la reflexión y el diálogo en el aula, aspectos fundamentales para desarrollar el pensamiento crítico. La profesora, tras escuchar la opinión de la alumna, no solo valida su intervención, sino que decide corregir su explicación, lo que subraya la relevancia de crear un ambiente donde los alumnos se sientan seguros para expresar sus dudas y opiniones. Este gesto, en un contexto educativo marcado por la inmediatez, representa un paso hacia la enseñanza reflexiva.

Investigación en las aulas de Huelva

La autora de este artículo, Marta Rodríguez Pérez, ha llevado a cabo una investigación sobre la aplicación del pensamiento crítico en dos centros educativos de Huelva, uno de educación infantil y primaria y otro de secundaria. El objetivo de su estudio es desentrañar las posibilidades y desafíos que surgen al implementar este enfoque educativo, que pone al alumnado como protagonista activo en su proceso de aprendizaje.

El pensamiento crítico implica considerar a los estudiantes no solo como receptores de información, sino como individuos capaces de analizar, cuestionar y debatir. Según el experto Robert Ennis, este tipo de pensamiento se define como “pensar de forma razonada y reflexiva para decidir qué creer o hacer”, abarcando tres tipos de saberes: “saber”, “saber hacer” y “saber ser”.

Metodologías para fomentar el pensamiento crítico

En la etapa de educación infantil, el cuento se erige como una herramienta clave para estimular la reflexión filosófica. La metodología propuesta por el estadounidense Matthew Lipman sugiere que, en lugar de centrarse únicamente en la comprensión, se utilice el relato como un medio para abrir diálogos en asamblea. Por ejemplo, en la lectura de La caricia de la mariposa, los alumnos pueden compartir sus creencias sobre la muerte y reflexionar sobre experiencias personales, lo que les permite desarrollar habilidades de pensamiento crítico desde temprana edad.

En primaria, una maestra de ciencias utiliza experimentos prácticos para despertar la curiosidad. Al introducir conceptos como la flotabilidad mediante dos objetos que parecen similares pero tienen comportamientos diferentes en el agua, fomenta que los estudiantes formulen hipótesis y las discutan en grupo. Este enfoque activa habilidades cognitivas esenciales, tales como la interpretación, análisis y autorregulación.

Asimismo, en un ejercicio sobre la veracidad de las noticias, los alumnos trabajan en grupos para distinguir entre hechos y opiniones, evaluando la objetividad de las informaciones a partir de diferentes fuentes mediáticas. Este tipo de actividades les enseña a ser consumidores críticos de información, una habilidad vital en la era digital.

La creatividad también se incorpora al pensamiento crítico. En un proyecto colaborativo, una maestra ideó un pódcast en el que los alumnos debatieron sobre la relación entre ciencia y religión, utilizando la sorprendente historia de la teoría del Big Bang, propuesta por un sacerdote, como punto de partida.

Desafíos y oportunidades en secundaria

En la educación secundaria, la dramatización juega un papel fundamental en el desarrollo del pensamiento crítico. A través de debates estructurados y la recreación de juicios, los estudiantes son impulsados a defender sus ideas y a considerar diferentes perspectivas. Esta metodología no solo enriquece el aprendizaje, sino que también promueve habilidades de argumentación y evaluación.

A pesar de los desafíos que enfrenta la educación contemporánea, como la saturación de contenidos y la prisa por cubrir programas, las experiencias observadas en las aulas de Huelva demuestran que es posible construir un modelo educativo más crítico y democrático. Fomentar el pensamiento crítico no solo prepara a los estudiantes para el futuro, sino que también les permite desarrollarse como ciudadanos responsables y conscientes de su entorno.

Las autoras y autores de este estudio han declarado carecer de vínculos relevantes que puedan influir en sus hallazgos, actuando únicamente desde su compromiso académico y educativo.

Redacción

Equipo editorial especializado en actualidad ibérica, economía y política. Información rigurosa y análisis profundo de España y Portugal las 24 horas del día.

Previous Story

Decenas de personas se manifiestan en Agaete por Palestina

Next Story

El vino desalcoholizado podría impulsar las exportaciones españolas

No te pierdas

Asesinan a Zahra en Moguer: su expareja como principal sospechoso

Una mujer es hallada muerta en Moguer tras recibir amenazas de su