El proceso de reforma y ampliación del Museo Canario ha quedado en suspenso tras el cierre del concurso de adjudicación de las obras, con un presupuesto de 6 320 786 euros, sin que ninguna empresa haya presentado su propuesta. Esta situación ha sido confirmada por el presidente de la institución, Diego López, quien ha expresado su decepción por el resultado. “Es una pena porque antes teníamos el proyecto, pero no la financiación. Ahora que la tenemos, el proyecto se ve paralizado”, ha declarado.
El patrón de desinterés por las obras del museo no es nuevo, ya que hace unos meses el concurso para la remodelación del Museo Néstor, también en la capital grancanaria, quedó igualmente desierto. En esa ocasión, factores como la inflación, la falta de personal especializado y la dificultad para ajustar los costes a presupuestos cerrados fueron determinantes para desincentivar la participación de las constructoras.
Diego López ha manifestado su frustración: “Me ha costado mucho preparar bien este proyecto, su contenido, normativas…”. La ambición del proyecto era transformar el Museo Canario en una institución del siglo XXI, con una profunda transformación que incluía la terminación de un bloque de seis plantas, de las cuales tres serían subterráneas, la demolición de estructuras sin valor patrimonial, la creación de nuevas salas de exposición y un amplio patio central de más de 300 metros cuadrados.
El diseño contemplaba un nuevo acceso principal, una futura tienda, una cafetería prevista en fases posteriores y hasta seis almacenes especializados, todo ello respetando las casas protegidas y articulando una solución moderna en el corazón de Vegueta. “Es una obra concreta e interesante; nos deja otra vez desesperados porque queremos que el museo evolucione”, ha añadido López.
La institución había buscado realizar un proyecto equitativo, permitiendo que cualquier empresa interesada pudiera presentarse, aunque no estaban obligados a realizar el concurso. A pesar de la decepción, el presidente ha mencionado la posibilidad de realizar un encargo directo si la situación no mejora. Actualmente, se encuentra a la espera de conocer las razones detrás de la ausencia de constructoras en la presentación de propuestas.
El presupuesto de esta obra proviene en gran parte del Cabildo de Gran Canaria, que aporta cuatro millones de euros, mientras que el museo asume el resto. Este presupuesto estaba diseñado para abarcar dos fases en una única licitación. “Se corre la voz de que las empresas no tienen trabajadores”, ha apuntado López, quien también ha señalado que la presión inflacionaria está provocando un aumento de costes que no siempre se refleja de manera oportuna en los pliegos de contratación.
La situación actual deja al proyecto en un punto muerto, y López ha reconocido que repetir el concurso tal y como está redactado podría llevar al mismo resultado desfavorable. “Si saco el concurso de nuevo, va a pasar igual, así que ahora habrá que ver qué ha pasado”, ha afirmado.
Además de las implicaciones estratégicas del proyecto, existe una urgencia por razones contables, ya que el presidente del museo ha indicado que debe justificar el gasto del dinero recibido, dado que se trata de una subvención del Cabildo. “La problemática es que tengo que justificar. Este dinero hay que gastarlo porque es una subvención del Cabildo”, ha advertido.
Diego López confía en poder articular un nuevo procedimiento que mantenga la transparencia pero que permita introducir ajustes necesarios. “Por otra vía habrá que organizar de nuevo para que el procedimiento se mantenga claro y justo y averiguar por qué motivo ahora no interesa”, ha concluido.
El Museo Canario, fundado en 1879 por el doctor Gregorio Chil, parecía por fin encaminado a dejar atrás las limitaciones físicas de su sede histórica. Con la financiación asegurada y un proyecto definido hasta el detalle, todo apuntaba a que las obras comenzarían en septiembre, pero una vez más, la realidad se impone sobre los planes.