Rhzala El Mazouki, una de las 11 500 marroquíes contratadas para trabajar en la recogida de fresas en Huelva, ha dado un giro a su vida al destinar sus ahorros de la campaña agrícola a abrir un negocio propio en su localidad de Sidi Kacem. Con 16 años cruzando el Estrecho, esta temporada ha marcado un antes y un después al enfocarse no solo en mantener a su familia, sino en hacer realidad su sueño de tener una panadería.
La idea de emprender surgió tras asistir a talleres de emprendimiento organizados por Agromartin, en colaboración con la Fundación Cepaim y la Diputación de Huelva. Estos talleres, que comenzaron en 2020, tienen como objetivo empoderar a las trabajadoras temporeras y ofrecerles herramientas para que puedan generar riqueza en sus comunidades de origen.
Un paso hacia el emprendimiento
“Queríamos ayudar a estas trabajadoras, que hacen un gran esfuerzo al dejar su país y su familia atrás”, explica Isabel Martín, responsable del Departamento de Administración de Agromartin. La iniciativa busca identificar a aquellas temporeras interesadas en iniciar un negocio. Muchas de ellas, inicialmente escépticas, descubren que pueden ahorrar e invertir en sus sueños.
Fatiha Trichy, formadora de estas mujeres, señala que “tienen joyas en sus manos y es maravilloso comprobar que una mujer rural y analfabeta puede ser emprendedora”. Las clases se imparten por las tardes, tras largas jornadas de trabajo en los invernaderos, y son prácticas y dinámicas, adaptándose al cansancio y al calor.
El Mazouki ha logrado abrir su panadería en Sidi Kacem, mientras otras como Saida El Houti y Jamaa El Majdoubi han establecido sus propios negocios, desde explotaciones ganaderas hasta talleres de alfombras. Estos proyectos, que funcionan como cooperativas, no solo empoderan a las mujeres, sino que las convierten en referentes en sus comunidades.
Impacto en la comunidad
Elena Hernández, presidenta de Cepaim España, subraya que el éxito de estas iniciativas empodera a las trabajadoras y les permite ser un ejemplo para sus familias y comunidades. Este año, se han sumado cinco nuevos proyectos de temporeras que han regresado a Marruecos, demostrando que el esfuerzo colectivo puede transformar vidas.
Carmen Díaz, diputada de Bienestar Social de la Diputación de Huelva, destaca que la iniciativa capacita a las mujeres para que al regresar a sus hogares puedan mejorar sus condiciones de vida. “Queremos ayudar económicamente a las temporeras que han comenzado a consolidar sus cooperativas”, añade, enfatizando la importancia de proporcionar recursos para expandir sus negocios.
El Mazouki, quien ha ampliado su panadería e introducido la repostería, aspira a adquirir más maquinaria y trasladarse a un local más grande. La colaboración entre las temporeras y las entidades locales busca asegurar que estas mujeres no dependan únicamente de la temporada de fresas, sino que puedan seguir construyendo proyectos de vida sostenibles.
Este enfoque integral en el empoderamiento y la formación de estas trabajadoras temporeras es un paso significativo hacia la igualdad de oportunidades y el desarrollo comunitario en sus lugares de origen.
