En un ambicioso plan de expansión, la compañía Pascual ha anunciado su intención de alcanzar una facturación de 100 millones de euros con sus proyectos internacionales para el año 2027. Tomás Meléndez, director de internacionalización de la empresa, reveló estas cifras durante un encuentro con periodistas en Madrid, donde detalló la evolución de este nicho de negocio en el que la empresa ha puesto un especial énfasis.
Actualmente, Pascual prevé cerrar el año 2023 con una facturación de 70 millones de euros en el extranjero. En Filipinas, la compañía ya se encuentra desarrollando una fábrica, y está considerando expandirse a otros mercados como Indonesia, donde aspira a poner en marcha dos plantas más en el mencionado año 2027. La estrategia de Pascual se centra en introducir primero productos adaptados a la población local y, una vez lograda una cuota de mercado, establecer fábricas en esos países.
Proyectos en mercados emergentes
La propuesta de valor de Pascual se enfoca en países emergentes y en productos como yogures de larga duración, especialmente en regiones donde muchos hogares no cuentan con dispositivos de refrigeración. Además, la empresa está desarrollando bebidas vegetales y zumos con valor añadido. En este contexto, Meléndez ha destacado la importancia de la pirámide poblacional en estos países, donde hay una alta proporción de niños, grandes consumidores de lácteos, lo que representa una gran oportunidad de crecimiento.
Desde el 2019, Pascual ha experimentado un notable incremento en sus ventas internacionales, pasando de 20 millones a cifras acumuladas por encima del 20 % anual. Sin embargo, el contexto internacional presenta desafíos, como las barreras proteccionistas que limitan el acceso a varios mercados, incluida la Estados Unidos, y la reciente debilidad del dólar, que complica aún más la situación.
Desarrollo en Centroamérica y África
En Guatemala, Pascual ha establecido una joint venture con Gracia Foods, lo que les permite combinar la capacidad industrial y de distribución del socio local con el impulso técnico y de negocio de la empresa española. Actualmente, operan con tres plataformas: Bifrutas de La Granja, yogures de larga vida y Vivesoy, que ha comenzado su producción local en 2025 y ya ha alcanzado el 12 % de cuota de mercado. La compañía espera facturar más de 4 millones de euros en Guatemala para 2025, el doble que en 2024, y también tiene planes de expansión en Honduras, El Salvador y Panamá.
Pascual llegó a Filipinas en 2013 a través de una joint venture con Asia Brewery Inc. Diez años después, la empresa produce a escala local, un aspecto clave en un país compuesto por más de 7 500 islas, donde los costos logísticos de la importación son altos. La firma ha logrado convertirse en líder en este mercado, alcanzando una cuota del 40 % en yogures de larga vida y prevé cerrar 2025 con 20 millones de euros en facturación, con una inversión de 17 millones de euros en una nueva fábrica.
En Marruecos, Pascual produce desde 2024 para el mercado local junto a su socio AJP, lo que les permite competir en precio y mejorar su distribución. La producción local de Bifrutas Tropical ha sido clave para su crecimiento en este país, donde espera cerrar el año con una facturación de 4,5 millones de euros, un 20 % más que en 2024.
A pesar de los retos económicos en Angola, como la alta inflación y la devaluación del kuanza, Pascual no planea abandonar este mercado. Con más de 25 años de presencia en el país, es la primera marca de yogures de larga vida. Según Meléndez, el grupo tiene una capacidad de gestión del riesgo que supera a la de sus competidores, y considera que no hay límite para su crecimiento futuro, especialmente en África, donde muchas multinacionales están revaluando su presencia.
