La situación del mercado inmobiliario en España ha cambiado drásticamente en las últimas dos décadas. Actualmente, el país enfrenta una crisis de acceso a la vivienda marcada por la escasez de oferta, un contraste notable con los años de bonanza inmobiliaria previos a la crisis de 2008. A pesar de estas diferencias, ambos periodos comparten un aspecto preocupante: la dificultad de muchos ciudadanos para encontrar un lugar donde vivir. Este problema ha cobrado especial relevancia, situándose en la cúspide de las preocupaciones ciudadanas, según el Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS).
La brecha creciente entre los precios inmobiliarios y la capacidad económica de las familias no es solo un desafío para los ciudadanos afectados, sino que también plantea riesgos para la economía en su conjunto. Un informe reciente de UBS ha analizado la situación en 21 grandes capitales mundiales, revelando que Madrid se encuentra entre las ciudades donde los precios han crecido más rápidamente, con un incremento del 14% en el último año.
El riesgo de burbuja en Madrid
Madrid ha alcanzado el dudoso honor de ser una de las urbes donde el riesgo de burbuja inmobiliaria ha aumentado más desde 2024, junto a Dubái. Aunque el informe de UBS clasifica este riesgo como «moderado», la posición de la capital española es alarmante, ocupando el décimo lugar entre las metrópolis analizadas. Este panorama contrasta con la percepción de que España estaba lejos de enfrentar tales peligros hace no mucho tiempo.
La recuperación del mercado inmobiliario español tras la pandemia y la escalada inflacionista habían generado un aumento en los precios de las viviendas, pero la respuesta de los bancos centrales con el incremento de tipos de interés enfrió rápidamente esos mercados, que sí mostraron signos de burbuja. Sin embargo, en Madrid, la recuperación fue relativamente moderada, aunque el ciclo alcista de precios se ha prolongado más de lo esperado, elevando el riesgo asociado.
Inversión extranjera y sus consecuencias
Uno de los factores que ha contribuido a este aumento de precios es la creciente inversión extranjera en España, que ha comenzado a considerar otros mercados menos atractivos. Esta inversión ha llevado a que la rentabilidad de las propiedades se dispare, pero conlleva también una consecuencia negativa: el encarecimiento de los alquileres. Esta situación anticipa serias dificultades de acceso a la vivienda para muchos ciudadanos.
Es crucial que las autoridades tomen nota de estas dinámicas para abordar la actual crisis de acceso a la vivienda. El desafío radica en evitar que la situación escale a niveles que puedan poner en peligro la estabilidad económica del país, buscando un equilibrio entre el derecho a la vivienda y la libre circulación de capitales. La combinación de medidas adecuadas podría ser la clave para mitigar los riesgos asociados a la burbuja inmobiliaria y asegurar un futuro más accesible para los ciudadanos españoles.