La cultura y el entretenimiento están más entrelazados que nunca en la actualidad. Este fenómeno no es nuevo, pero ha cobrado especial relevancia en un mundo donde la atención del público es fugaz y compite con diversas plataformas digitales. Desde la antigua Grecia, donde el teatro se convirtió en un espacio de reflexión y diversión, hasta la actualidad, la forma en que consumimos y entendemos la cultura ha evolucionado drásticamente.
Un nuevo enfoque hacia la cultura
La directora de diseño y experiencias de Acciona, Carla Prat, destacó en un reciente encuentro organizado por EL PAÍS que la demarcación entre ocio y cultura es cada vez más difusa. «Hacer una oposición entre ocio y cultura parece que implica que uno es mejor o diferente al otro. Creo que cada vez se unen más», afirmó. En este contexto, eventos como la Expo 2025 en Osaka están diseñados para ofrecer pabellones que invitan tanto al entretenimiento como al aprendizaje. Prat subrayó que la tecnología está impulsando esta transformación hacia un espacio híbrido que enriquece la experiencia del visitante.
Por su parte, Javier Sainz de los Terreros, responsable de comunicación digital de El Prado, mencionó que los medios digitales han abierto nuevas oportunidades para que la cultura sea accesible a un público más amplio. «La cultura es ocio porque es lo que haces cuando no estás trabajando y disfrutas de algo. No estás perdiendo el tiempo», argumentó, enfatizando la necesidad de conectar con los jóvenes.
El papel de las redes sociales y el público joven
Las redes sociales han democratizado el acceso a la cultura, permitiendo que personas de distintos lugares, incluso de pequeñas localidades como las de La Mancha, puedan disfrutar de experiencias culturales. La última Encuesta de Hábitos y Prácticas Culturales, elaborada por el Ministerio de Cultura, revela que los jóvenes de entre 15 y 19 años son quienes más visitan exposiciones y asisten a espectáculos de artes escénicas y musicales.
Patricia Fernández, divulgadora e influencer cultural, coincidió en que el ocio y la cultura son «primos hermanos». En su opinión, es esencial captar la atención de este público joven a través de nuevos formatos. «Nuestro reto es buscar maneras de engancharlos más», subrayó Prat, haciendo hincapié en que las instituciones culturales deben adaptarse a las expectativas de las nuevas generaciones.
En este sentido, Sainz de los Terreros apuntó que el interés por la cultura clásica está presente entre los jóvenes, quienes buscan historias que resuenen con sus propias experiencias. «En el Prado tenemos muchas historias de mitología que rivalizan con series actuales», destacó.
La música popular también juega un papel clave en esta conexión. Artistas como Taylor Swift y Dua Lipa están utilizando su influencia para acercar la cultura clásica al público contemporáneo. Swift, por ejemplo, hace referencia a obras de Shakespeare en su música, mientras que Lipa promueve la lectura a través de su club de lectura, Service95 Book Club.
La combinación de diferentes disciplinas artísticas, así como el uso de tecnologías emergentes como la realidad aumentada y la inteligencia artificial, están abriendo nuevas posibilidades para la cultura. Las visitas virtuales y las experiencias interactivas están transformando la manera en que interactuamos con el arte.
Para finalizar, Sainz de los Terreros recordó que, a pesar de las percepciones sobre el declive de ciertas plataformas, como Facebook, sigue habiendo un público activo que busca aprender y disfrutar de la cultura. «La clave está en cómo presentamos y compartimos estas experiencias», concluyó, reafirmando la importancia de la adaptación a un panorama cultural en constante cambio.
