El grupo IAG, propietario de Iberia, ha confirmado su interés formal por adquirir el 44,9% de las acciones de la aerolínea TAP Air Portugal. Este movimiento tiene como objetivo convertir a TAP en la sexta aerolínea del grupo, que ya incluye a British Airways, Vueling, Aer Lingus y Level. La decisión de IAG llega tras un año de negociaciones que se vieron complicadas por las estrictas exigencias de la Comisión Europea.
En un comunicado oficial, la compañía destacó que “TAP tiene un potencial significativo dentro de IAG”, enfatizando que su modelo de negocio descentralizado ofrece “márgenes líderes en el sector”. IAG también se alineó con la ambición del Gobierno portugués de proteger la aerolínea, enfatizando que su trayectoria de inversión ha beneficiado a clientes, empleados, economías locales y accionistas.
Proceso de privatización de TAP
El proceso de privatización, anunciado recientemente por el Gobierno luso, está destinado a la venta del 44,9% de las acciones de TAP. Es importante señalar que un 5% de estas acciones está reservado para los trabajadores de la compañía. El proceso se dividirá en varias fases, comenzando con la fase de presentación de candidaturas, que finaliza el 22 de noviembre de 2023. Este plazo ha motivado a IAG a presentar su interés formal en la compra.
Las condiciones establecidas por el Gobierno portugués para los licitadores requieren que sean aerolíneas o grupos con unos ingresos anuales de al menos 5 000 millones de euros. Las propuestas serán evaluadas considerando diversos parámetros, destacando la necesidad de compromiso para ampliar la flota, mantener el hub en Lisboa y proteger la red de rutas, particularmente hacia los países de habla portuguesa.
Implicaciones para el mercado aéreo europeo
El interés de IAG en TAP no solo resalta la creciente competitividad en el mercado aéreo europeo, sino que también puede tener repercusiones significativas en la conectividad entre Europa y los países lusófonos. La posible integración de TAP en el grupo IAG podría ofrecer una mayor sinergia entre las aerolíneas del grupo, facilitando una oferta más amplia y competitiva para los viajeros.
Con la formalización de este interés, el futuro de TAP y su papel en el panorama aéreo europeo está ahora más en el centro de atención que nunca, lo que podría dar lugar a un cambio importante en la estructura del sector aéreo de la región.
