Hoy, 28 de octubre de 2025, se conmemoran 12 años desde el trágico accidente en el pozo Emilio del Valle, perteneciente a la Hullera Vasco Leonesa, donde perdieron la vida seis mineros. Los familiares y amigos de las víctimas han salido a las calles de León para recordar a sus seres queridos y para exigir justicia, sintiendo aún el dolor y la impotencia de no haber obtenido respuestas adecuadas.
El 28 de octubre de 2013, el accidente minero dejó un vacío irreparable en las vidas de muchas personas. Con lágrimas en los ojos, los asistentes a la concentración han encendido velas en memoria de José Antonio Blanco, Juan Carlos Pérez, Roberto Álvarez, Orlando González, José Luis Arias y Manuel Moure. A pesar del tiempo transcurrido, el clamor de justicia resuena con la misma fuerza que en el primer día.
La lucha de los familiares
Manuel Moure, padre de uno de los fallecidos, ha expresado su frustración al recordar que el accidente podría haberse evitado. «Este accidente se pudo prevenir simplemente cumpliendo una norma de seguridad que data de 1992, la cual indica que no se puede extraer carbón cuando hay bóveda», lamentó Moure mientras portaba una camiseta con la imagen de su hijo.
La situación se complica aún más al constatar que, tras diez años, los 16 acusados por la muerte de los mineros finalmente se sentaron en el banquillo, pero la sentencia aún no ha sido dictada debido a una baja médica de la jueza responsable del caso. «Nos costó diez años sentarlos en el banquillo. La jueza que llevaba el caso ha estado de baja y nadie dice nada», agregó Moure con visible enojo, cuestionando la eficacia del sistema judicial.
Esperanza desvanecida
Itziar Ríos, viuda de José Luis Arias, compartió su desesperanza: «No tengo ninguna esperanza en la justicia. Cada 28 de octubre es un recordatorio del peor día de mi vida», comentó entre lágrimas. Para ella, y para muchos otros, la sensación de que el tiempo se detiene se intensifica al ver crecer a los hijos de los fallecidos, recordando constantemente lo que han perdido.
Con una mezcla de impotencia y determinación, los familiares continúan su lucha por la justicia, a pesar de que muchos de ellos han perdido la fe en el sistema. «Es una vergüenza lo que está ocurriendo», afirmaron, y constataron que la empresa involucrada tuvo años para actuar sin consecuencias. «Los responsables de seguridad trabajaron impunemente durante cinco años antes de que la empresa cerrara», denunciaron.
La comunidad minera de León, aunque debilitada, se ha unido en esta causa, recordando a todos aquellos que han perdido la vida en el ejercicio de su labor. La concentración en la plaza de Regla fue un homenaje no solo a los seis de Tabliza, sino también a todos los mineros que no han recibido la atención que merecen. Su lucha por justicia sigue viva, y su memoria no será olvidada.
