España ha escalado hasta convertirse en el séptimo mayor cliente de petróleo de Estados Unidos, según los datos de la Administración de Información Energética (EIA) del gobierno estadounidense hasta septiembre de este año. Este avance se produce a pesar de las tensiones políticas existentes entre la administración de Pedro Sánchez y la de Donald Trump.
Los datos oficiales muestran que, tras España, los principales importadores de crudo estadounidense son los Países Bajos, Corea del Sur, Canadá, India, Taiwán y Reino Unido, con una diferencia mínima entre este último y nuestro país. En el último año, España ha superado a naciones como China y Singapur, que en 2024 ocupaban posiciones más altas en este ranking.
Relaciones comerciales y tensiones diplomáticas
A pesar del aparente éxito comercial, las relaciones entre España y Estados Unidos se han visto marcadas por desacuerdos significativos, especialmente relacionados con la política de defensa y el comercio. Sánchez ha sido un defensor destacado en la OTAN por el aumento del gasto en defensa, un aspecto que ha generado la ira de Trump, quien ha amenazado con repercusiones comerciales si España no cumple con sus compromisos.
En el contexto de la creciente presión sobre Europa para que reduzca su dependencia de petróleo ruso, la posición de España se vuelve aún más relevante. Aunque la compra de crudo ruso está prohibida, el Kremlin ha encontrado formas de eludir las sanciones utilizando terceros países como intermediarios. Recientemente, se ha observado un aumento en los envíos de diésel desde Singapur a España, lo que ha suscitado sospechas sobre el posible origen ruso de este combustible.
Política energética de EE.UU. y su impacto
La política energética de Estados Unidos, impulsada por el lema “drill, baby, drill”, pone un fuerte énfasis en los combustibles fósiles. El Departamento de Energía (DOE), bajo la dirección de Chris Wright, ha anunciado iniciativas para revitalizar la industria del carbón, incluyendo una financiación de hasta 100 millones de dólares para modernizar las plantas de carbón existentes. Estas medidas evidencian un compromiso del gobierno estadounidense con los combustibles fósiles, en detrimento de las energías renovables.
El pasado 12 de noviembre de 2025, el DOE también anunció contratos para la adquisición de aproximadamente un millón de barriles de crudo para la Reserva Estratégica de Petróleo, con entregas programadas entre diciembre de 2025 y enero de 2026. A su vez, se ha emitido una orden de emergencia para garantizar un suministro eléctrico confiable durante el invierno, lo que también podría afectar a la transición hacia fuentes de energía más sostenibles.
Este panorama de relaciones comerciales y políticas resalta la complejidad del comercio de petróleo entre España y Estados Unidos, donde la economía y la política se entrelazan de manera significativa.
