La cirugía robótica ha ganado una notable relevancia en el ámbito de la cirugía de grandes cavidades, como el abdomen, la pelvis y el tórax, en los últimos años gracias a su precisión. En este contexto, varias sociedades científicas nacionales y asociaciones de pacientes emitieron hace unos meses un llamamiento al Ministerio de Sanidad y al Consejo Interterritorial del Sistema Nacional de Salud para una adecuada incorporación de esta tecnología en España. Las propuestas incluyen definir indicaciones, desarrollar programas de buenas prácticas, garantizar la equidad de acceso y establecer estrategias de inversión y formación.
A pesar de la creciente popularidad de la cirugía robótica, las agencias de evaluación de tecnología sanitaria aún carecen de evidencias que justifiquen su uso generalizado. La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha instado a priorizar técnicas mínimamente invasivas no robóticas en países con recursos limitados, debido al alto coste de los equipos robóticos actuales. Actualmente, el sistema Da Vinci (Intuitive Surgical) es el más utilizado en España, principalmente por urólogos y cirujanos generales, aunque su mantenimiento es un 40% más caro que alternativas como Versius (CMR Surgical) o Hugo (Medtronic).
El sistema Versius ha sido evaluado por el BMJ Open en cirugía colorrectal en el Reino Unido, mostrando una eficacia similar a la del Da Vinci, pero con un coste un 15% inferior. En algunos hospitales españoles, Hugo también ha demostrado resultados comparables en este tipo de cirugía. Otro sistema, Senhance (Asensus Surgical), destaca en Alemania por su bajo coste por procedimiento, aunque su adopción se ve limitada por una curva de aprendizaje prolongada.
El futuro de la cirugía robótica en España
Iniciativas que faciliten el acceso a equipamientos más competitivos podrían atraer a cirujanos jóvenes a esta modalidad quirúrgica. Con el tiempo, se espera que estos nuevos profesionales sustituyan a los cirujanos cercanos a la jubilación en los hospitales más exigentes. Se está trabajando para que plataformas de simulación como Virtamed Rob y sistemas robóticos como Versius tengan espacios específicos en el país, lo que permitiría estandarizar la formación en cirugía robótica.
La historia de la cirugía robótica recuerda a finales del siglo pasado, cuando el acceso a tecnología avanzada facilitó la formación de una nueva generación de cirujanos que lideraron el desarrollo de la cirugía mínimamente invasiva laparoscópica. Se ha demostrado que las habilidades adquiridas en el uso de Da Vinci pueden transferirse a nuevas plataformas, lo que sugiere que los cirujanos pueden adaptarse a diferentes sistemas sin perder efectividad.
Recientemente, se han presentado experiencias positivas en la cirugía robótica autónoma y en la telecirugía robótica, con hitos como la operación Transatlántica Lindbergh en 2001, realizada por el francés Jacques Marescaux, y la cirugía en la Estación Espacial Internacional desde Nebraska, supervisada por Shane Farritor. En Asia, el uso de telecirugía robótica ha avanzado, gracias a la implementación de redes 5G que minimizan la latencia en las intervenciones.
En Occidente, el uso de telecirugía se enfrenta a cuestionamientos técnicos y éticos, aunque se han empezado a presentar experiencias exitosas como la del urólogo asturiano Vital Hevia, quien realizó una intervención en Madrid desde Hamburgo utilizando el robot chino Tomai (Medbot). Además, se están desarrollando procedimientos endoluminales con dispositivos robóticos como Flex (Medrobotics) que superan las limitaciones de la colonoscopia terapéutica actual.
La robotización de la cirugía mínimamente invasiva avanza y su desarrollo es crucial para ofrecer soluciones efectivas y eficientes a los pacientes. Es fundamental conocer e incorporar este equipamiento costoso de manera estratégica, participando en su diseño y mantenimiento para preservar la autonomía del sistema sanitario español. La formación de profesionales cualificados, tanto en medicina como en ingeniería, es esencial para asegurar una correcta implementación y minimizar efectos adversos en los pacientes. En Asturias, la experiencia en sistemas de simulación físicos y virtuales avanzados sitúa a la región a la vanguardia en este ámbito.
