El exlateral del Real Zaragoza, Iván Calero, ha compartido su experiencia sobre la tumultuosa salida del club, calificando algunas de las situaciones vividas como «cómicas» e incluso «circenses». Tras desvincularse del equipo maño, Calero se comprometió con la Cultural Leonesa para las próximas tres temporadas, un proceso que, a pesar de su aparente rapidez, estuvo marcado por tensiones y desavenencias.
Durante su presentación en la sala de prensa, el futbolista explicó que el fichaje fue «extraño» y que debería haberse concretado antes, incluso antes de la jornada 2 del campeonato. «El Real Zaragoza parecía que iba a permitir nuestra salida, pero después se dieron algunas situaciones que no fueron agradables para ninguna de las partes», comentó. La situación se complicó debido a desavenencias económicas que llevaron a Calero a regresar a Zaragoza desde León en la noche del miércoles, luego de haber viajado con permiso del club para ser presentado y entrenar con su nuevo equipo.
El defensa, que había sido designado como uno de los capitanes de la plantilla zaragocista, reclamaba el pago de su nómina de agosto y una prima por los partidos jugados. Según fuentes cercanas al jugador, el acuerdo final se cerró con la condonación de parte de la cantidad que Calero reclamaba, así como la inclusión en la operación de una reserva para el Zaragoza en caso de una futura venta del lateral.
Estos eventos resaltan las tensiones que pueden surgir en el mundo del fútbol profesional, donde la gestión de contratos y las relaciones entre clubes y jugadores pueden volverse complicadas. La salida de Calero del Real Zaragoza no solo marca el final de una etapa, sino que también pone de manifiesto las dificultades que enfrentan muchos futbolistas en su carrera.
