El Real Zaragoza debutó en la nueva temporada de LaLiga en el Reale Arena con una dolorosa derrota frente a una Real Sociedad B que, a pesar de su reciente ascenso, mostró un nivel muy limitado. El equipo zaragocista, que dominó gran parte del encuentro, no logró concretar sus oportunidades y se vio superado en el marcador por un rival que aprovechó al máximo sus escasas ocasiones.
Un inicio prometedor que se desvanece
Durante la primera mitad, el Zaragoza mostró una clara superioridad, aunque no logró traducirla en goles. Una transición bien ejecutada por el filial realista culminó en el minuto 34 con un tanto de Ochieng, quien batió al portero Adrián tras un pase de Gorosabel. A pesar del golpe, el equipo de Gabi se repuso e intentó buscar el empate, pero la falta de eficacia en ataque fue evidente.
A pesar de contar con más de 1 000 aficionados en las gradas y un clima cálido que sumó tensión al partido, el Zaragoza no logró capitalizar su dominio. Las ocasiones se sucedieron, pero tanto Pau Sans como Aketxe no pudieron concretar ante un Aitor Fraga que, a pesar de su estilo poco ortodoxo, se convirtió en una barrera difícil de superar para los delanteros zaragocistas.
Necesidades evidentes en el equipo
La segunda parte comenzó con un Zaragoza que no pudo mantener la intensidad. Francho y Guti no lograron controlar el centro del campo, lo que llevó a Gabi a realizar cambios tácticos. La entrada de Juan Sebastián y Soberón buscó revitalizar al equipo, pero los intentos de empatar el partido fueron infructuosos.
En los últimos minutos, el Zaragoza apretó, pero la falta de claridad en el juego y una defensa del Sanse bien posicionada evitaron que el equipo lograra el gol del empate. La sensación general es que el equipo aún está en proceso de ensamblaje y que le faltan piezas clave, tal como mencionaron Gabi y Txema Indias en la rueda de prensa posterior al partido.
Con esta derrota, el Real Zaragoza inicia la Liga con más preguntas que respuestas, una situación que deberá corregir en las próximas jornadas si quiere aspirar a objetivos más ambiciosos.
