El Ayuntamiento de Calella ha decidido no empadronar a unos 200 trabajadores extranjeros que están participando en la reforma del Camp Nou, una decisión que ha generado controversia en el municipio turístico de Barcelona. La empresa turca Limak, encargada de las obras, solicitó esta medida para que los obreros pudieran acceder al sistema de salud pública, ya que muchos de ellos son extracomunitarios.
Los autobuses de Limak llegan a Calella a primera hora de la mañana, transportando a los obreros que, tras largas jornadas de trabajo, regresan a sus hoteles para descansar. A pesar de la necesidad de estos trabajadores de contar con servicios de salud, el alcalde de Calella, Marc Buch (Junts per Catalunya), ha expresado sus preocupaciones sobre la legalidad de empadronar a personas con contratos temporales. “No tiene sentido que se empadronen si al finalizar su contrato tienen que marcharse”, ha afirmado Buch.
Controversia por el empadronamiento
La negativa del Ayuntamiento se basa en la legislación vigente, que estipula que solo se puede empadronar a personas con residencia permanente. Limak ha argumentado que, aunque los trabajadores tienen seguro médico que cubre sus necesidades, el empadronamiento les facilitaría el acceso al sistema público de salud en caso de emergencias fuera del horario laboral. Sin embargo, el alcalde ha mantenido que los servicios de salud en Calella ya están tensionados por el turismo masivo.
Desde marzo de 2024, la policía local ha registrado un aumento de incidentes relacionados con estos trabajadores, incluyendo alteraciones del orden público y delitos menores. A pesar de que la situación ha mejorado desde que se informaron a las autoridades sobre estos problemas, la percepción de incivismo persiste entre los residentes. “Hemos tenido un total de 25 actuaciones relacionadas con estos trabajadores”, explicó un portavoz de la policía local.
Impacto en la comunidad
Por otro lado, la presencia de estos obreros tiene un impacto económico en Calella, ya que contribuyen a mantener abiertos hoteles que de otro modo estarían cerrados durante el invierno. Hoteles como El Esplai, que alberga a trabajadores menos cualificados, se benefician de esta situación. “La llegada de estos trabajadores ayuda a mantener la actividad hotelera durante todo el año”, comentaron desde la empresa.
Algunos trabajadores, como Emre, un joven turco, han compartido sus experiencias en la ciudad. “Estamos bien, hacemos todo lo posible. Pasamos calor y trabajamos duro”, dice en un español rudimentario. La vida de estos obreros, que se levantan temprano cada día para trabajar en la reforma del estadio, está marcada por el sacrificio, pero también por la esperanza de que su esfuerzo les permita ahorrar dinero para sus familias.
A pesar de la negativa del Ayuntamiento, Limak insiste en que todos los visados de sus trabajadores son válidos hasta 2026, fecha en la que se prevé que finalicen las obras. En este contexto, la situación del empadronamiento sigue siendo un tema candente entre el Ayuntamiento, el FC Barcelona y la empresa constructora, con la incertidumbre sobre cómo se resolverá este conflicto administrativo.
