Un nuevo informe de Strider Technologies ha desvelado la alarmante colaboración entre universidades del Reino Unido e instituciones vinculadas al estado chino, que se centra en el desarrollo de tecnología militar. El documento, titulado «De la innovación a la militarización: Cómo China explota el sistema científico abierto del Reino Unido», señala que la República Popular China (RPC) se beneficia de la apertura del sistema de innovación británico para fortalecer sus capacidades de defensa.
Desde 2020, más de 5.000 investigadores británicos han coescrito más de 8.000 artículos científicos junto a organizaciones de investigación asociadas al Ejército Popular de Liberación (EPL). Estas colaboraciones abarcan áreas tecnológicas críticas como la inteligencia artificial, la computación cuántica y la ingeniería aeroespacial, así como aspectos de clara relevancia militar, como las comunicaciones antiinterferencias y la tecnología hipersónica.
Colaboraciones inquietantes
El informe destaca una notable colaboración con los «Siete Hijos de la Defensa Nacional», un consorcio de universidades chinas que juega un papel esencial en el desarrollo armamentístico del país. En particular, se documentan cerca de 400 publicaciones conjuntas con la Universidad Nacional de Tecnología de Defensa del EPL, una entidad sancionada por el gobierno estadounidense por representar riesgos para la seguridad nacional.
Eric Levesque, presidente y cofundador de Strider, enfatiza que la apertura académica es una fortaleza del Reino Unido, pero que ha sido explotada por el Partido Comunista Chino. «Nuestro análisis muestra que el gobierno de la República Popular China está aprovechando sistemáticamente las colaboraciones científicas del Reino Unido para impulsar sus ambiciones tecnológicas y militares», afirmó Levesque.
Riesgos para la seguridad nacional
El Comité de Inteligencia y Seguridad del Parlamento británico calificó a la RPC de «amenaza estratégica», señalando que las instituciones académicas del Reino Unido son un terreno fértil para que China obtenga influencia política y ventajas económicas. A pesar de las nuevas directrices del gobierno británico y medidas de seguridad nacional reforzadas, el análisis de Strider concluye que la colaboración entre investigadores británicos e instituciones vinculadas al EPL se ha mantenido en niveles elevados durante los últimos cinco años.
Estas colaboraciones no solo facilitan la transferencia de conocimiento, sino que también abren la puerta a la posible explotación de la tecnología británica por parte del aparato científico y tecnológico estatal chino. Levesque advierte que «no se trata de culpar a académicos individuales; se trata de reconocer un riesgo sistémico» y hace un llamado urgente para que las universidades británicas adopten una postura clara respecto a la investigación que contribuye al desarrollo militar de China.
El informe completo de Strider está disponible para su consulta y plantea serias preguntas sobre la dirección futura de la investigación académica en el Reino Unido y su relación con entidades extranjeras. En un contexto donde la seguridad nacional está en juego, es fundamental que las instituciones académicas evalúen el impacto de sus colaboraciones a nivel global.
