Un estudio internacional, que incluye la participación del Instituto de Salud Carlos III (ISCIII), ha identificado cambios genéticos en el norovirus GII.17 que explican su reemergencia y rápida expansión, lo que ha llevado a un aumento significativo de brotes de gastroenteritis entre 2023 y 2025 en varios países. La investigación, liderada por equipos de Estados Unidos y Alemania y publicada en la revista Nature Communications, confirma que una nueva variante del genotipo GII.17 ha logrado adaptarse de manera eficaz a la población humana.
El norovirus es uno de los principales causantes de gastroenteritis aguda, afectando a personas de todas las edades. Su alto nivel de contagio se debe a su transmisión a través de alimentos, agua o superficies contaminadas, así como por contacto directo, especialmente en entornos cerrados. Aunque la enfermedad suele ser leve, puede complicarse en menores y personas mayores, lo que aumenta su relevancia en la salud pública.
Un análisis genómico exhaustivo
El estudio analizó más de 1 400 genomas de norovirus GII.17, incluyendo muestras recientes y datos de bases de referencia internacionales. Entre estos genomas, se incluyen aquellos obtenidos en España gracias a la caracterización molecular de brotes coordinada por el Centro Nacional de Microbiología del ISCIII. Esta colaboración permitió integrar la información nacional en el contexto global de la evolución del virus.
Los resultados del análisis indican que la variante responsable del aumento de infecciones está más relacionada con la antigua variante C, pero presenta un patrón único de mutaciones que afectan especialmente a la proteína VP1, que forma la cápside viral. Estos cambios han otorgado al virus una identidad genética distinta, facilitando su éxito reciente. En 2023, la variante mostró una elevada diversidad genética que se fue reduciendo durante 2024, lo que sugiere que el virus estaba afinando su adaptación para transmitirse con mayor eficiencia.
Mutaciones que mejoran la infectividad
Las investigaciones revelaron que las mutaciones en VP1 mejoraron la capacidad del virus para unirse a ciertos azúcares, esenciales para iniciar la infección. Estas alteraciones también modificaron sus propiedades antigénicas, permitiendo al virus evadir más eficazmente el sistema inmunitario. Según los autores, esta combinación ha ampliado el espectro de personas susceptibles, impulsando la rápida expansión de la variante en Europa y América.
El análisis intraindividual mostró que algunas mutaciones clave comenzaron a seleccionarse dentro de los propios pacientes antes de propagarse a la población general. “La nueva variante del norovirus GII.17 ha seguido un proceso evolutivo dinámico, adaptándose para infectar con mayor eficacia a los seres humanos”, afirma María Dolores Fernández-García, responsable del grupo de Gastroenteritis Víricas del ISCIII y miembro del CIBER-ISCIII.
Fernández-García subraya la importancia de la colaboración internacional y de la vigilancia genómica para entender cómo los virus emergen y encuentran nuevas oportunidades de infección. El estudio también destaca el valor de la proteína VP1 como objetivo para las vacunas en desarrollo contra el norovirus. “Comprender cómo pequeñas mutaciones en VP1 afectan la unión del virus a las células y su capacidad de escapar a la inmunidad natural puede ayudar a diseñar vacunas más efectivas y anticiparnos a futuras variantes”, añade Fernández-García.
La investigación ha sido financiada por el ISCIII a través de la Acción Estratégica en Salud Intramural. Su publicación refuerza la necesidad de mantener activa la vigilancia genómica para detectar de manera temprana variantes virales que puedan alterar los patrones globales de infección.
